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A la vuelta de la esquina

 

Francisco Pomares

 

Los partidos políticos dedicaron este fin de semana a promocionar a sus candidatos. En Canarias lo hicieron el PSOE y Coalición y el PP lo hizo en su último ágape nacional, una celebración cuyo objetivo último fue enterrar los vestigios de centrismo político. La reaparición de José María Aznar como padrino de Casado y hombre fuerte en la sombra del nuevo PP vino a esconder un discurso falsario, pero resultón: el deterioro electoral del PP es responsabilidad -según Aznar- de su indefinición ideológica y de su tibieza con Cataluña. Puede que eso tenga que ver, pero olvidar el impacto que sobre el voto al PP tuvieron dos años de escándalos judiciales y de sentencias por comportamientos corruptos no parece muy de recibo. El PP no resolverá sus problemas solo intentando volver a los tiempos de mayoría absoluta conservadora -después de que Aznar leyera en privado poesía en catalán- y fotos en las Azores. Pero el que no se consuela es porque no quiere?

 

Coalición reunió a sus candidatos en Tenerife y se dio un baño de multitudes: ellos están convencidos de haber tocado fondo y de que ahora les toca mejorar. No hace mucho parecían pacientes de cuidados intensivos, al borde del deceso. Los errores del PSOE -no sus propios merecimientos- los han subido a planta y ya se acerca gente a traerles flores y bombones, convencidos de que lograrán sobrevivir. Pudiera ser, pero la política española es muy muy cambiante. Quizá bastaría con que Sánchez decida hacer caso a sus barones, que le reclaman convocar las legislativas junto a las locales, regionales y europeas, para que el gozo de Coalición se vea en el pozo de una campaña electoral ingestionable. Por no hablar de la posibilidad de que a su candidato electoral -Fernando Clavijo- le imputen por el caso Grúas.

  

En cuanto al PSOE, es cierto que Sánchez está demostrando una capacidad de resistencia numantina. Es un cínico de tomo y lomo y eso le funciona muy bien. Pero ha perdido Andalucía (probablemente le dio igual, ya la consideraba perdida estando en manos de Susana Díaz) y Cataluña va a pasarle factura en toda España. Sánchez tenía su cálculo hecho: aguantar aprobando los presupuestos y retrasar las elecciones hasta el 2020, con los "indepes" optando por él antes que por un gobierno de derechas. Pero Torra ya se ha pronunciado y ha dicho que no, si no hay concesiones a la independencia. Es difícil que Torra pueda desdecirse sin abrir una crisis brutal en su parroquia.

 

Aparte, la incógnita de Vox, convertida en la esperada sorpresa electoral de las próximas. Y Podemos desangrándose en su penúltima guerrita caníbal por las candidaturas. Y Ciudadanos, perdida la oportunidad de ser fuerza hegemónica en la derecha, haciendo equilibrios en su primer gobierno y sin acabar de redefinirse como centro. Con las elecciones a la vuelta de la esquina.

 

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