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Colapso y la angustia colectiva

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    Cada mañana me levanto y reflexiono sobre una crisis sanitaria, provocada por una pandemia vírica, que está golpeando seriamente a una economía empresarial y familiar que, aparentemente, se estaba recuperando de la llamada “burbuja inmobiliaria”, iniciada en el 2009. Pero despedimos el 2020, con la esperanza de que todo iba a mejorar, en cuestiones sanitarias, económica y de convivencia. La realidad, cuando ya estamos casi en febrero de 2021, las perspectivas, al menos por ahora, no son nada halagüeñas. Si bien hemos de hacer un esfuerzo para no perder la cabeza; aunque es justificable la angustia colectiva, porque las medidas que se toman cada día, incluida las múltiples noticias que ofrecen los medios de comunicación, nos están sumergiendo en una autentica desorientación, en el ámbito global. Y en esta era de Internet no digo nada de los bulos y las informaciones falsas o contradictorias.

     

    Cuando Alexander Fleming descubrió la penicilina, para combatir múltiples de enfermedades infecciosas bacterianas, no había Internet, pero es incuestionable que cambió la historia médica y millones de personas se salvaron gracias a los antibióticos. Ahora ya en una época posmodernista, con los adelantos tecnológicos y científicos, esta pandemia vírica que padecemos, servirá para descubrir nuevos antídotos, no solo para erradicar el virus Covid19, sino para combatir otras enfermedades, provocadas por virus, bacterias o de otras procedencias. El hecho que hoy vivimos más años es evidente que ha sido por la experimentación científica. Por eso a mí me llama poderosamente la atención a los que, sin fundamento, atacan a las vacunas y a la propia ciencia. Es cierto que la automedicación o un tratamiento equivocado pueden producir daños irreparables, en los seres humanos. Pero estas aisladas circunstancias, no puede contradecir la eficacia de los medicamentos que funciona. Por ejemplo, los antibióticos han evolucionado, por un mal uso de los mismos. Por falta de información, o un mal diagnóstico médico, se recetaba penicilina para una infección vírica, cuando solo sirve para infecciones bacterianas. Pero esto es otra historia.

     

    Vuelvo a repetir: Lo recomendable es evitar, en lo que se pueda, entrar en pánico y tengamos fe en la ciencia, porque el colapso sanitario y económico, seguirá su curso, hasta que una parte de la población mundial quede inmunizado a través de las vacunas, medicamentos o de forma natural. El último barómetro del CIS confirma que un 62% de la población española considera que el Covid19 está afectando a su vida personal y familiar. El propio presidente de la prensa española –FAPE-, en unas declaraciones a la Cadena SER, habla que “el bombardeo constante informativo está generando una abrasiva sensación de fatiga”. Precisamente, la OMS, sobre la misma cuestión, ya habla de “fatiga pandémica” y de la responsabilidad de los medios de comunicación de bajar la tensión, porque existen otros problemas y la pandemia no puede monopolizar las noticias diarias. Y es que ya llevamos casi un año con el mismo tema y ya se ha convertido en pesadilla; y no digamos nada sobre el colapso económico, porque esta cuestión solo está echando más leña al fuego en la que vive una buena parte de los pobladores del Reino de España. En Lanzarote, si bien la situación se ha desbordado, no viene mal tener “miedo” para entender que además de cumplir con las medidas gubernamentales y sanitarias, hemos de controlar nuestras acciones para protegerse uno mismo y a los demás, con comportamientos sensatos. Es decir, tener sensibilidad al peligro, por eso digo que el miedo es bueno porque amplia el instinto de supervivencia. La historia de la humanidad está llena de acontecimientos negativos, pero siempre hemos salido de las situaciones adversas. Y de este colapso sanitario y económico, por supuesto, que saldremos, aunque el camino sea largo. Cuídese y contemple las “olas” desde la orilla del mar…Por ahora, es la mejor vacuna natural.

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