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Convivir con la siniestra sombra de las pandemias

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    Cada día, escuchamos y leemos, a través de los medios de comunicación, manifestaciones de virólogos y científicos, sobre el proceso evolutivo del Coronavirus y las estrategias a seguir. Cada uno aporta su opinión. En un marco interpretativo, se puede deducir que el Mundo, irreversiblemente, tiene que prepararse para convivir con la siniestra sombra de las pandemias venideras. Quiero decir que después de combatir el actual Coronavirus Covid19, si se descubre los precisos antídotos, los propios expertos en epidemias, no descartan, en absoluto, la aparición de nuevos virus y bacterias. Esta amenaza espero que sirva para que los poderes públicos, adopten los mecanismos necesarios, para atajar y gestionar mejor sus consecuencias y, sobre todo, evitar una paralización global de la economía. Ya se afirma y avecina la llegada de una depresión económica en la que las autoridades nacionales y europeas tendrán que encontrar el modo de volver a poner la economía en marcha, posiblemente, con un “nuevo orden”, en todos los ámbitos.

     

    Lo que me parece absurdo es que, a pesar, de los conocimientos y advertencias relevantes de expertos científicos, anterior a la aparición del actual Coronavirus, los sistemas sanitarios de la mayoría de los países, no tenían nada planificado para evitar los estragos que está produciendo la pandemia actual. Las deficiencias sanitarias han quedado patentes, con escasos recursos. El propio personal sanitario de los hospitales han sido las primeras víctimas porque los dirigentes de las instituciones públicas, a pesar de las advertencias existentes, ignoraron por completo una amenaza posible y argumentada por expertos en epidemiológica mundial. Yo no lo califico de supuesta inoperancia política, sino de dejadez y escaso pragmatismo. Ahora, es posible que la mayoría de los gobiernos activen todo lo necesario para estar prevenido. Y por una cuestión, no sólo de salud, sino de prosperidad económica. Porque, es obvio, que ambas son un “matrimonio” indisoluble.

     

    Invertir en sanidad tiene su recompensa. Por ejemplo, que ciudades donde existan hospitales generales, se construyan unidades separadas del centro sanitario, para tratar las epidemias de todo tipo. Con ello se protegería a los pacientes ingresados con otras patologías, al personal sanitario y a los ciudadanos que acudan a las citas exteriores. También el servicio de urgencia funcionaría con normalidad, porque los potenciales pacientes con supuestos síntomas de estar infectados, se desviarían a dichas unidades especializadas. Los mecanismos de control, con alta tecnología existentes, serían suficientes para evitar propagación. Con esta implementación, desaparece, potencialmente, la escena de cualquier declaración de estado de alarma o de emergencia. Es posible que me puedan achacar de cuestión trivial lo que planteo, pero la grave crisis económica que ya está padeciendo una buena parte de la población mundial y las empresas, pacificará a los contestatarios; lo contrario, me es indiferente. Ya estoy acostumbrado de los malignos “escribientes”, siempre dispuestos a atacar, sin argumentos convincentes.

     

    En Canarias al tratarse de islas y al considerarse el sector turismo como el primer motor de su economía, es imprescindible dichas intervenciones. También estaría a favor de mantener unidades militares de emergencias, como la UME, de forma permanente, al menos en las islas de Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, por su mayor fluidez de visitantes y contar con aeropuertos internacionales. La cruda realidad que vivimos ha desenmascarado un sistema sanitario global, con deficiencias graves en recursos, en pleno siglo XXI. Canarias se enfrenta a una supuesta quiebra económica y social, si no se toman, urgentemente, más medidas para que empresas y autónomos, puedan iniciar sus actividades, sin tener que despedir parte de su personal o verse obligados a cerrar. Bien es sabido que el impacto negativo de las pandemias, afecta directa y gravemente, a las regiones y países, que viven, principalmente, gracias al sector turismo, comercio y ocio. Por supuesto, que los sectores primarios como la agricultura, ganadería y pesca, en Canarias, tienen que protegerse y buscar fórmulas para fortalecerlos, ya que juegan un papel primordial, no solo para los habitantes de las islas, sino también para los millones de visitantes anuales.

     

     

     

     

     

    Por lo demás, hemos de acostumbrarnos a convivir con la siniestra sombra de futuras pandemias, pero bajo directrices lo suficientemente estable para que las economías funcionen, sin la amenaza de cualquier pandemia que, lamentablemente, según los expertos, con toda seguridad, surgirán con el actual modelo de sociedad globalizada. Que la llegada del Covid19 nos sirva de experiencia para construir un nuevo orden mundial, que nos sirva de refugio para afrontar cualquier amenaza epidemiológica vírica o bacteriológica, sin entrar en más detalles, si son provocadas o forma parte de la misma naturaleza. Necesitamos creer en un futuro prometedor.

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