PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

A+ A A-

Del culo como arma de propaganda

Redacción NoticiasFuerteventura

 

No entiendo por qué se ha liado tanta carajera a cuenta de la protesta de Podemos ante los hospitales públicos, que tuvo cierto eco en Las Palmas. La idea era llamar (más aún) la atención sobre el recorte sanitario (un asunto del que no se ha dejado de hablar en los últimos dos años) y utilizar como arma política una general bajada de pantalones, dirigida -es un suponer- a quienes hoy administran la sanidad canaria, el señor Baltar mismamente. Debían suponer que como no es médico y además es de la privada -y no está por tanto hecho a eso de ver traseros ajenos, como cualquiera que se pasee por un hospital público-, pues la presión de unas cuantas posaderas expuestas provocaría en el topo de las clínicas de pago en la sanidad regional un inmediato arrepentimiento y posterior conversión, a traducir en una suculenta modificación al alza y sin regla de gasto del presupuesto aprobado hace mes y poco por socialistas y coalicioneros.

 

Pero la cosa es que la protesta se quedó en nada. Por ninguna parte vimos los traseros que se nos habían prometido, apenas un par de ellos, y la mayoría de trampa y cartón, puro adminiculo carnavalero... Noemí Santana, que estaba en la representación de la protesta, no quiso hacerse un Rita Maestre y prefirió mantener su anatomía discretamente a buen recaudo. Una pena. Menos mal que estaba también por allí Javier Doreste, vicealcalde de Las Palmas, que añadió su pizca de interés al asunto. Si no es por él, seguro que hoy estábamos hablando de otra cosa cualquiera -la sanidad, por ejemplo- y no de esta poco suculenta exposición de traseros que el sábado colapsó las redes sociales, que hay que ver por qué poca cosa se inflaman y escandalizan los del "trending topic". Si vieran el chat en grupo de mis amigos guachincheros, les daba un soponcio...

 

En fin, que al final estamos hablando de panderos y no de recortes, pero eso es lo que pasa cuando se mezcla el culo con las témporas. Desde que algún espontáneo (o espontánea) decidió hace ya algunas décadas lanzarse al césped ligero de ropa, para llamar la atención o protestar por algo, lo de enseñar epidermis se ha convertido en un clásico: bomberos reivindicativos, "fullmontys", estudiantes, activistas contra el maltrato animal o el uso de abrigos de piel, okupas, pacifistas, militantes de Femen, actores en paro, ciclistas partidarios del carril bici, antinazis, denunciantes del acoso sexual en las escuelas, proabortistas, candidatos ciudadanos, rusas anti-Putin (y ucranianas), bañistas, campesinos mexicanos, sindicalistas de UGT y hasta tres señoras egipcias contrarias a que la religión sea asunto constitucional.

 

Ponerse en bolas para protestar puede resultar muy fresco y reivindicativo, pero -desde luego- no muy original. Pero algo tiene: es obvio que al personal le gusta eso de desnudar partes tradicionalmente cubiertas de ropa como arma de propaganda política. Yo, que soy un tipo más bien rancio y viejuno, no le veo la sustancia al asunto como mecanismo de protesta, aunque reconozco que cuando alguien protesta en cueros en una foto, me fijo más. No en la protesta o los motivos de la protesta, sino en la foto. Es lo que tiene.

 

Espero que en Podemos ensayen mejor y la próxima vez que prometan un festival de traseros cumplan. Porque aquí el único dispuesto a sacrificar su pudor por la causa ha sido don Javier Doreste, ese héroe solitario. El resto, una panda de remilgados.

 

Comentarios (0)