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El Gobierno de los propios

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    Ángel Víctor Torres no pudo darse el gusto de anunciar su Gobierno antes de que se conociera: una parte la habían hecho pública los líderes de los partidos del pacto de las flores nada más salir de la reunión que selló el trato entre fuerzas progresistas. Fue el caso de Román Rodríguez, vicepresidente y consejero de Hacienda, y de Noemí Santana, consejera de Derechos Sociales, Juventud, Igualdad y Diversidad. Ambos se adelantaron a ungirse públicamente a sí mismos diez minutos después de acabar la reunión que selló el acuerdo. El nombre de Yaiza Castillo, que ocupa la cartera de Turismo, Industria y Comercio por decisión de Curbelo, tardó un poco más en saberse, pero tampoco lo anunció el presidente, y es la primera vez que eso ocurre. No digo que los medios no se adelanten con sus pronósticos y filtraciones -como hicieron ayer la mayoría-, pero a los consejeros hasta ahora siempre los había anunciado el presidente. En este Gobierno donde todo es nuevo, Román se autonombró vicepresidente y consejero de Hacienda, Noemí Santana hizo lo mismo con su consejería, y Curbelo tardo en imitarles lo que tardó en decidir quién se ocuparía de Turismo.

      

    A Torres le quedaba sólo anunciar a los suyos, y lo cierto es que no lo tuvo tampoco fácil: en la toma de posesión, los nombres corrían ya de boca en boca. Incluso se felicitaba a los suplentes de los nombrados. Pedro Anatael Menees, que estaba por allí, fue agasajado como sustituto en el Senado de José Antonio Valbuena, sin ser este aún consejero de Transición Ecológica.

     

    Torres ha tirado para formar la parte que le tocaba del Gobierno -de marcado perfil político- de gente probada en las lides del poder, quizá con la única excepción de la catedrática de Ética María José Guerra, ecofeminista independiente, cercana al ámbito de la izquierda académica, pero sin experiencia en la administración o la política partidaria. El resto de los elegidos por Torres responden al perfil de militantes de ejecutoria probada. La mayoría de ellos, socialistas con futuro, bien colocados ya en el poder interno del partido: el incombustible Chano Franquis, probable hombre fuerte del PSOE en el cuatripartito, o también el propio Valbuena, Teresa Cruz o Alicia Vanoostende, todos con probada experiencia y mentalidad de funcionarios de partido decididos a hacer -parafraseando al desaparecido Juan Carlos Alemán, muy citado estos últimos días- "lo que diga el secretario general". En cuanto a Carolina Darias y Julio Pérez, su perfil no responde al de sanchistas 'pata negra'. Ambos estuvieron más cerca de la derrotada Susana Díaz en la pelea por el liderazgo del PSOE, pero son de lealtad al que manda. Darias conoce la administración, ha sido Delegada del Gobierno y Presidenta del Parlamento. Su fichaje en Economía ha sorprendido, pero no que esté con Torres. No es follonera y se lleva bien con todos. El abogado Julio Pérez, que fue secretario de Estado de Justicia con Zapatero, también se lleva bien con todos: no es de la cuerda de los nuevos, representa una forma de estar en política en claro retroceso. Es un tipo preparado, metódico, trabajador, serio, competente y leal. Probablemente la mejor garantía del Gobierno y su presidente con la legalidad y los procedimientos. Pero también un político hábil y discreto. Un socialdemócrata formado en la escuela felipista. La mejor escuela que el PSOE ha tenido.

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