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El protagonismo de las ciudades

José Carlos MAURICIO, LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

 

 

Supongo que el lector se habrá dado cuenta, inmediatamente, que cuando citamos al G-4 no nos estamos refiriendo a la nueva creación de un grupo reducido de grandes potencias globales, como es el famoso G-7 e incluso el G-20, que reúne periódicamente a los grandes países del mundo. Estamos hablando, sencillamente, de la reunión que han celebrado el pasado miércoles, en Telde, los cuatro alcaldes de las más pobladas ciudades canarias: Las Palmas de GC, Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y Telde, que juntas suman casi el 40% de la población del Archipiélago. 

 

Esta es la segunda reunión del intento de coordinación de ciudades canarias, que ellos han llamado el G-4. Y en ella han pasado de la simple declaración de intenciones de la primera reunión a la aprobación de un conjunto de propuestas integradas que califican de “reto común para 2017-2020”. El programa y los objetivos que se marcan resultan particularmente interesantes. En ellos se plantean de verdad cómo hacer frente a los graves problemas sociales de esas cuatro ciudades y en general de Canarias. No se andan por las ramas, bajan al nivel de los problemas y llegan a sus raíces. 

 

Los cuatro alcaldes muestran que han tomado conciencia de unos datos dramáticos: Canarias cuenta con un indicador de paro del 26%, uno de los más altos de la Unión Europea. El desempleo juvenil llega a cotas insoportables, el 52%. La pobreza y exclusión social, a cerca del 28%, cuando la media española del 20% es, a su vez, de las más altas de Europa. Y el abandono escolar, alrededor del 25%, con la media española en cinco puntos menos. El porcentaje de canarios que cuentan con el título de Bachillerato o Formación Profesional de grado medio es también de los más bajos de España y de Europa. Estos dos títulos los considera la Unión Europea y la OCDE, “como el nivel educativo mínimo necesario para afrontar con garantías la inserción en el mercado laboral, en la economía de hoy”. Así se establece en la Estrategia europea de Educación y Formación 2020.

 

Situación crítica

De esta situación crítica y dramática habla a veces, no mucho la verdad, el Gobierno de Canarias. Otras veces los cabildos se refieren a ella con grandes discursos acompañados de pequeños gestos. Pero sin dotar de inversiones suficientes a los programas adecuados. Pero esta vez los cuatro alcaldes sí han hablado con claridad y firmeza y han concretado los planes necesarios para hacer frente al grave problema. Presididos por la alcaldesa de Telde, porque la reunión se celebró en su municipio, han presentado un diagnóstico adecuado junto a un conjunto de medidas que, aún cortas, van en la dirección correcta y enseñan el camino por el que avanzar.

 

Para empezar, señalan que en los grandes barrios de la periferia de las cuatro principales ciudades canarias se concentran los mayores niveles de paro, pobreza y exclusión social. Que en sus 25 grandes barrios se combina el desempleo, el fracaso escolar, las crisis familiares y el deterioro urbanístico. Esta situación hay que afrontarla con un programa integrador de promoción de empleo, formación e inserción laboral, que debe de ir unido a un potente programa que llaman de “barrios especiales”. En él, deben de afrontarse, conjuntamente, la rehabilitación de viviendas y los equipamientos urbanísticos, culturales y deportivos. Es decir, se trata de cambiar en menos de una década la calidad de vida de un gran número de familias que viven en el subdesarrollo dentro de una sociedad que hace tiempo alcanzó un nivel aceptable de desarrollo.

 

Los alcaldes y el IGTE 

Al día siguiente que los cuatro alcaldes hicieran esta propuesta, la Fecam, en representación de todos los municipios canarios, la completaba con otra: exigían que la mitad de los fondos del IGTE fuera para proyectos presentados por los municipios. En donde podrían integrarse el plan de empleo y el de los grandes barrios que proponen los cuatro alcaldes. Como era de esperar, al Gobierno de Canarias la propuesta de la Fecam no le hizo ninguna gracia. Estaba en otra cosa: en preparar un pomposo Plan de Desarrollo de Canarias, al que destinaría durante 10 años 160 millones anuales del IGTE. Pero ese plan no prevé el destino de esos recursos a proyectos municipales, como sugieren los cuatro alcaldes de las grandes ciudades. Estaría vinculado “a líneas estratégicas de I+D+i, infraestructuras y políticas activas de empleo. Es decir, a cubrir con el dinero del IGTE las grandes inversiones a las que tiene que hacer frente el Estado. Y que el actual Gobierno de España lleva cuatro años sin hacer, a pesar de su obligación legal como establecen los convenios firmados y el Régimen Económico y Fiscal de Canarias.

 

Por eso sería una torpeza exponernos a que en la negociación del nuevo pacto Canarias-Estado, eso que llaman Agenda Canaria, nos contestaran que no tenemos derecho a nada de esto, porque ya nos han cedido los recursos del IGTE. Es decir, que ya nos han pagado con el dinero nuestro. Y ese es el riesgo grave que hemos asumido al aceptar que los recursos del IGTE sean externos al REF.

 

El protagonismo municipal 

La alcaldesa de Telde, Carmen Hernández, aprovechó esta reunión del G-4 para plantear otra idea igual de interesante: “Esta cita ha servido para reforzar una nueva manera de hacer política al margen de las siglas de los partidos, porque tenemos retos y situaciones similares”. Y seguro que pensó también, no sólo de los partidos sino al margen también de los pleitos entre islas, porque los canarios, todos, tenemos retos y situaciones similares.

 

Esa misma idea se ha planteado igualmente en reuniones celebradas recientemente entre municipios turísticos. Que han tomado conciencia también que los desequilibrios territoriales no son conflictos entre Gran Canaria y Tenerife, ni entre las islas mayores o menores. Los desequilibrios de inversión territorial se producen en Canarias entre los Nortes y los Sures de cada isla. Las zonas turísticas del sur son las más potentes económicamente y, sin embargo, no reciben las inversiones que necesitan para sus principales infraestructuras y equipamientos. Transfieren recursos al resto y reciben a cambio escasas inversiones, que necesitan para afrontar las mejoras de sus zonas y poder competir a nivel mundial.

 

El nuevo ciclo de crecimiento en que ha entrado Canarias exige construir una sociedad de economía sostenible. Y eso solo es posible si afrontamos al mismo tiempo dos graves desequilibrios: el social y el territorial, que fracturan nuestra sociedad. Se necesita un modelo de crecimiento más equilibrado, que reduzca las abismales desigualdades sociales y, al mismo tiempo, las diferencias entre los diversos territorios.

 

Este es un fenómeno mundial. La ONU ha señalado que en el siglo XXI, los poderes globales necesitan el contrapeso de los poderes locales. El siglo de la globalización coincide con una situación nueva: la población urbana, por primera vez en la historia, ha superado a la población rural. Y las ciudades han adquirido de pronto un enorme protagonismo en las principales decisiones globales. Las grandes batallas del siglo XXI se decidirán en las ciudades y con el protagonismo de los gobiernos locales. Así pasará con la lucha contra el cambio climático, la integración social de las grandes migraciones, el avance del cambio tecnológico y la aparición de la nueva economía; la coexistencia e integración de las diversas culturas y civilizaciones. En las ciudades tendrá lugar el gran combate contra el atraso, la ignorancia, la violencia, la pobreza y la desigualdad. Es el tiempo de los G-20 y de las grandes cumbres mundiales, pero también de la coordinación global de los gobiernos locales, que surge con iniciativas como la Unión de Ciudades y Gobierno Locales (CGLU), que celebrará su próxima cumbre mundial en octubre en Bogotá, y en la que deberían integrarse los G-4, los T-5 turísticos y todas las iniciativas canarias que expresan el nuevo protagonismo de las ciudades.

 

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