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La Agenda Canaria

En la medianoche del viernes al sábado, después de un largo Consejo europeo, comparecía Rajoy en rueda de prensa desde Bruselas para explicar el voto favorable de España, junto al resto de los países europeos, al documento en que se aceptaban las condiciones exigidas por el inglés Cameron para la continuidad del Reino Unido en la Unión Europea. Para que el nuevo estatuto, que pretende Reino Unido, sea válido es necesario que lo ratifiquen los británicos en un referéndum que se celebrará el 23 de junio de este año.

 

Cameron había convocado su rueda de prensa media hora antes que Rajoy. La inició con un largo discurso dirigido a los ingleses y no a los europeos para intentar convencerlos que ante las nuevas condiciones logradas al Reino Unido le conviene seguir dentro de la Unión Europea. Y por tanto los ingleses deberían votar Sí en el próximo referéndum, aunque las encuestas actuales dan una mayoría al No.

 

Cameron explicó que se había conseguido de hecho un estatuto especial dentro de Europa, que implicaba la recuperación de una parte de la soberanía cedida y que a partir de ahora las decisiones principales las tomará el Parlamento británico. Puso especial énfasis en que el proyecto de unión bancaria europea no afectará a la City. Y también que el Gobierno inglés podrá suspender importantes ayudas sociales a los inmigrantes europeos. “Lo más importante –dijo Cameron- es que el Reino Unido nunca estará en el euro ni en la unión política a que aspiran muchos países europeos. Y por tanto tendremos lo mejor de estar fuera y dentro”.

 

Después de la arenga británica a favor del “menos Europa” y en contra del “más Europa” que defiende España, Rajoy se vio obligado a hacer un gran esfuerzo para explicar el voto favorable de España ante algo que evidentemente no le interesaba. A aquella hora de la noche los esfuerzos de Rajoy para explicarse resultaron inútiles: el chantaje británico había ganado. Y Rajoy lo tuvo que explicar con gesto cansado, aburrido y hasta desconcertado. Dio la impresión de un gobernante fuera de su tiempo, que no entiende los problemas de un nuevo tiempo histórico. Ni los que vive Europa ni los que vive España. Por eso, cuando los periodistas españoles le preguntaron por qué le había dicho a Cameron que su referéndum coincidiría con las elecciones españoles, Rajoy contestó: “Fue algo propio de una conversación privada, pero tengo que reconocer que es verdad que pienso que las elecciones son inevitables. Y que la investidura de Sánchez es imposible. Estoy convencido que esa extraña coalición de los socialistas, Podemos y los nacionalistas es inviable”.

 

La investidura de Sánchez

 

Mientras tanto el candidato socialista sigue en su interminable ronda de negociaciones con los restantes partidos para intentar construir una mayoría. Dice que el próximo miércoles tendrá ya un programa de gobierno pactado con Ciudadanos. Que incluye todas las grandes reformas democráticas: reformas económicas, laborales, fiscales y educativas. Y las bases principales de una reforma constitucional que incluye el diseño de una nueva España federal.

 

Sin embargo, el PSOE y Ciudadanos no suman: no tienen diputados suficientes para alcanzar una mayoría. Necesitan a Podemos. Pero el programa pactado es totalmente contrario al que ha presentado Podemos. Ni en las políticas económicas, fiscales, ni en la cuantificación del gasto social. Por otra parte, la España plurinacional de Podemos se parece poco a la España federal de los socialistas. Y hasta en el punto que parecía más fácil la coincidencia, la diputada canaria señora Rosell ha incluido en el programa de Podemos una especie de super Agencia Especial de Lucha contra la Corrupción, en la que unifica la acción de políticos, policías, jueces y fiscales, con lo que se carga la división democrática de poderes. Naturalmente esta propuesta ha levantado una reacción indignada de todos los sectores del poder judicial, a la que se ha sumado la estupefacción del PSOE.

 

En definitiva, Podemos y sus confluencias están demostrando en estas últimas semanas que son, sin duda, una fuerza política muy eficaz para denunciar, pero que todavía no han alcanzado la madurez suficiente para gobernar. Por eso, el pacto PSOE-Podemos parece cada vez más difícil de alcanzar, incluido el gobierno paritario que propone Iglesias. Mañana habrá una reunión a cuatro del PSOE, Podemos, Compromís e IU y harán todos los esfuerzos posibles por lograr un acuerdo. Desde las posiciones actuales de Podemos, el acuerdo es casi imposible. Y si Sánchez lo aceptara sería rechazado por las bases socialistas en la consulta que se celebrará previsiblemente el próximo sábado. Y aún más rechazado por el Comité Federal del domingo, que echaría abajo cualquier acuerdo que traspasara las llamadas “líneas rojas”.

 

Parece por tanto que en el mes de marzo no tendremos un nuevo gobierno. En cualquier caso, creo que este largo proceso de negociación no ha sido inútil. Puede hasta resultar muy útil para el futuro. Porque dentro del panorama político confuso y oscuro en el que estamos, las negociaciones programáticas empiezan a ofrecer propuestas y soluciones que al final se impondrán cuando se alcance el nuevo gobierno. Ahora o en el mes de julio.

 

La Agenda Canaria

 

Todos los grandes temas se han ido tratando, clarificando y hasta alcanzado acuerdos, incluso algunos de los asuntos más difíciles: las agendas especiales de Euskadi, Cataluña e, incluso, de la Comunidad Valenciana y Canarias. Los vascos han demostrado, una vez más, que tienen una clara hoja de ruta, Euskadi-2020. Saben lo que quieren, qué pedir en cada momento, cómo defender su Concierto Económico y el Cupo y cómo desarrollar su autogobierno. Cuentan con una propuesta de reforma constitucional, la más amplia posible, sin romper la unidad del Estado.

 

Los nacionalistas catalanes, por el contrario, sí están por romperla. Su hoja de ruta sigue siendo “la desconexión” en dieciocho meses y la creación de un Estado propio. Las propuestas imposibles los han dejado fuera de la negociación y de la política real. Era la gran oportunidad para que Podemos y Cataluña en Comú, que ganaron las últimas elecciones catalanas, ofrecieran una Agenda propia como una propuesta viable. Pero no ha sido así, se han estancado en el simplismo del “derecho a decidir” sin más. Con lo que han evidenciado que las agendas de los hechos singulares de España no se improvisan, son producto de una larga reflexión histórica de las nacionalidades que las presentan.

 

Este es el caso de Canarias, que viene desde hace más de un siglo luchando por su hecho diferencial que lo marca la lejanía y la insularidad, como dice la Ley de Puertos Francos. Conquistó un Régimen Económico y Fiscal propio y singular en 1972, en plena dictadura. Lo amplió y mejoró en 1994. Y a pesar de los grandes cambios que se han producido en el mundo desde entonces, solo hemos hecho reformas puntuales en ese REF. Ha llegado el momento, por tanto, de hacer una reforma integral y cambios profundos para que Canarias pueda adaptarse a la revolución tecnológica y a los efectos de la globalización en el espacio económico que vivimos, que no es el mismo que el del resto de España. 

 

De eso se trató en la reunión del pasado viernes entre los negociadores del Partido Socialista y los de Coalición Canaria. Ahí se habló del REF y de la necesidad de blindarlo en el marco de la nueva reforma constitucional. ¿Pero de qué REF hablaron? Hablar de él en términos genéricos facilita la negociación. Pero entrar en lo concreto la dificulta. Los negociadores socialistas creen que están confirmando lo ya existente, con pequeños retoques. Igual ha ocurrido en las negociaciones habidas con el Partido Popular. Siempre se entra en temas menores, en pequeñas subvenciones o compensaciones, como esta vez ha ocurrido con el precio del transporte aéreo.

Como no hemos explicado bien lo que queremos, la opinión pública peninsular acaba siempre por caricaturizar las peticiones canarias y reducirlas al típico lloriqueo para llevarnos el dinero que no nos corresponde. Como ejemplo, había que escuchar “la indignación” con que las tertulias de Madrid, con políticos y periodistas, calificaban anoche la negociación de Coalición Canaria y el PSOE: “Estos canarios siempre están llorando y hay que ver lo caro que venden un solo voto”.

 

Allí no entienden, y a veces aquí tampoco, que Canarias está saliendo de una profunda crisis económica y social agravada por los déficits estructurales que le suponen su aislamiento y lejanía. Estamos en un nuevo tiempo histórico en el que necesitamos pactar con España y la Unión Europea un estatuto especial que compense los déficits de nuestra ultraperificidad. Pero para lograrlo es necesario presentar ya, con el apoyo de todas las fuerzas políticas representadas en el Parlamento de Canarias, ese Estatuto Especial que recoja los más diversos aspectos económicos, fiscales, sociales y de desarrollo tecnológico que le den a Canarias los recursos y los instrumentos para su modernización económica y social. Ya no bastan objetivos abstractos y declaraciones de intenciones. La Agenda Canaria, necesaria para las negociaciones de ahora y del futuro,  tiene que concretar nuestro nuevo REF, el plan de infraestructuras hasta el 2020, el Plan Integral de Empleo y Formación y el nuevo Estatuto de Autonomía. Entonces empezaremos a tener una auténtica Agenda Canaria, con posibilidades reales de conquistarla.    

           

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