PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

A+ A A-

La mala yerba

 

Francisco Pomares

 

Juan Manuel Brito, vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria, ha sido expulsado de Podemos, tras un "ukasse" de la Comisión Estatal de Garantías del partido, ante el que el propio Brito ha presentado un recurso que probablemente no prosperará. La expulsión no es consecuencia de aquellas falsas y sucias acusaciones sobre su relación con su hija, ni de la denuncia por nepotismo contra él presentada por la gente próxima a Meri Pita. A Brito se le echa -y cito textualmente a la secretaria general del partido en Canarias- "por incumplimiento de los estatutos y del código ético del partido y por la desconexión entre el grupo del Cabildo y los órganos gestores del partido, denunciada en un manifiesto firmado por cerca de un centenar de militantes". Al que fuera el principal candidato de Podemos en Gran Canaria se le saca de Podemos porque lo han pedido en una carta menos de cien afiliados. Probablemente los mismos que respaldan ciegamente a Pita.

 

Se trata de una decisión política, solicitada previamente por militantes del grupo de Pita, y acompañada, tras su expulsión, de la difusión de informaciones emanadas del entorno de Pita, que le acusan de haber cometido fraude, manipulando los votos en su elección como candidato del partido en las primarias internas previas a las elecciones. En ellas Brito se impuso -sorprendentemente- al candidato de la dirección de Podemos, respaldado por Pita, por apenas un puñado de votos. Ya entonces hubo rumores de fraude que provocaron un retraso importante en su nombramiento oficial, y fueron desestimados al final por la dirección estatal. Ahora se reinventa esa vieja historia, y Pita anuncia que va a emprender una investigación. Muy conveniente.

 

Lo cierto es que a Juan Manuel Brito se le pone de patitas en la calle porque se ha convertido -quizá a su pesar- en una de las cabezas visibles del sector de Podemos que -en Gran Canaria y en Canarias- ha defendido la doble militancia en Sí se Puede. El jacobino Iglesias no quiere que en Canarias surja una organización autónoma -como las mareas, el grupo de Ada Colau o Compromís- que desarrolle políticas propias y pueda difuminar aún más el peso real de Podemos en la política española. Con Brito se ha cumplido a rajatabla la sentencia de Echenique que aseguraba que en el partido del amor universal tenían que comenzar a "segar la mala yerba".

 

Uno menos (uno más fuera), pues, en un partido que suele tirar con frecuencia del procedimiento de acompañar las expulsiones con acusaciones graves y difamatorias.

 

La expulsión de Brito crea un problema grave en el Cabildo. Si Antonio Morales lo mantiene, se enfrentará a Podemos y podría perder la mayoría justita con la que cuenta para gobernar. Y si lo quita de en medio, también podría perderla. El buque insignia del pacto de izquierdas en Canarias puede hacer aguas por un conflicto interno de Podemos. De momento, Morales intenta mantener su apoyo a Brito sin buscar un enfrentamiento con Podemos. Pero es posible que en las próximas semanas o meses no le quede más remedio que mover ficha. La dirección en que lo haga replanteará sin duda la geografía política de Canarias.

 

Comentarios (0)