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Minerías

Francisco Pomares

 

No aprendemos. Resultó tan útil y provechosa la heroica campaña contra las prospecciones petrolíferas que ahora nos quieren montar otra campaña similar en contra del telurio, cuando resulta que nadie ha planteado siquiera la viabilidad y oportunidad de su extracción.

 

De momento, lo poco que sabemos de este asunto, que cogió como siempre en paños menores a nuestro Gobierno, los partidos y la dirigencia en general, es fruto de investigaciones realizadas por científicos de España, Portugal y Reino Unido, dentro de distintos programas destinados a cartografiar el fondo marino del límite exterior de una parte de la plataforma continental española, concretamente la situada al oeste de Canarias y más allá de las 200 millas náuticas. Uno de esos programas, cuyos resultados han sido difundidos en publicaciones científicas, analizó los minerales y metales encontrados en la costra y los montes submarinos de la plataforma, donde se hallaron vestigios recurrentes de telurio. En el monte Tropic se detectó incluso lo que podría ser un gigantesco yacimiento del metaloide, estimado en casi 2.700 toneladas del preciado telurio, que los expertos consideran 50.000 veces más grande que cualquier otro yacimiento encontrado hasta ahora en el planeta.

 

Todo un hallazgo: el telurio es un metal escaso, pero con extraordinarias posibilidades de uso en la tecnología moderna, tanto en placas solares como en componentes electrónicos de almacenamiento de datos. En cualquier caso, aunque el telurio sea un metal muy caro, los resultados de las investigaciones sobre el yacimiento del monte Tropic, por muy prometedores que resulten, no son concluyentes.

 

Cuando se localizan concentraciones de cualquier mineral en tierra, solo un porcentaje muy pequeño, en torno al uno por ciento de los yacimientos, llega a ser explotado. En el fondo marino, la minería resulta aún más difícil, presenta enormes complicaciones, a veces insalvables técnicamente y otras veces con costes tan elevados que impiden rentabilizar los yacimientos. No existe aún nada comparable a las muy ensayadas tecnologías de extracción del gas y el petróleo en materia de minas submarinas. Por eso es muy probable que el telurio siga donde está ahora por siempre, o al menos durante muchas décadas, hasta que la humanidad disponga de tecnologías apropiadas y recursos energéticos más baratos que los actuales, que permitan que la extracción resulte un negocio. Mientras eso ocurra, la extracción del telurio es tan solo una quimera más.

 

Una quimera que -sin embargo- ya cuenta con multitud de antagonistas motivados y dispuestos a salir a las calles para protestar activamente contra una explotación que se supone muy destructiva, contaminante y atentatoria contra el medio ambiente.

 

Y es que la nuestra es una región donde -si tuvieran alguna utilidad práctica- resultaría muy fácil hacer minería de adversarios, opuestos y contrarios a casi cualquier cosa. Los encuentra uno por todos lados, sin necesidad siquiera de buscarlos.

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