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"Ostigamiento" (sin h)

Francisco Pomares

 

El informe de la Audiencia de Cuentas de Canarias sobre el Festival de Música confirma lo que ya se sabía: el Festival fue un absoluto fracaso, que se intentó tapar falseando todos los datos. Cuando llegó el momento de presentar las cuentas, no hubo más remedio que reconocer el desfase, superior a los 410.000 euros, pero tanto Mariate Lorenzo, entonces consejera de Cultura, como Nino Díaz, director del Festival, siguieron insistiendo en el éxito de su gestión, y en cómo el Festival había atraído una gran cantidad de público, concretamente más de 30.000 espectadores. La audiencia ha cifrado ahora el número de espectadores en poco más de la mitad, 16.670, lo que representa un tercio de las localidades ofertadas. La Audiencia confirma lo que resultaba obvio solo con contemplar los aforos vacíos, y revela que -para disimular la caída de espectadores- el Festival, a través de Canarias Cultura en Red, organizó un aumento espectacular de las invitaciones gratuitas: repartieron 5.774 invitaciones, un doce por ciento del aforo total. Esas prácticas fueron desmentidas reiteradamente por la dirección del Festival y por la consejera, e incluso -inopinadamente- por el presidente del Cabildo de Lanzarote, que llegó a publicar hasta una nota de rectificación contra un comentario del que suscribe. Agua pasada.

Lo que no es agua pasada es lo que ha sucedido con los dos principales responsables de aquel desastre morrocotudo que fue la última edición del Festival de Música, premiados por el Gobierno de Canarias (o por el partido que lo sostiene) con nuevos empleos a cargo de nuestros impuestos: la consejera fue enviada inmediatamente a la plaza de responsable de la Oficina del Gobierno de Canarias en Madrid, y a Nino Díaz se le encargó poner en marcha la reapertura de la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, de Arrecife, agriamente contestada por los trabajadores de la misma.

Ahora, con el informe de la Audiencia de Cuentas ya público, es el momento de preguntarse por qué la gestión de Nino Díaz y la consejera tuvieron tanto apoyo en redes, no solo de personas claramente vinculadas al director del Festival, o que cobraban directamente del Festival, sino de multitud de pequeños foros digitales, de escasa o nula difusión, pero extraordinariamente ruidosos y activos. En esos foros se defendió numantinamente -y sigue haciéndose hoy, basta ver la última filibustera interpretación de Enrique Mateu sobre la auditoría de la Audiencia, publicada en el que fuera oficioso órgano de expresión del Festival-, la gestión de Díaz. Hoy, ya sabemos por qué: de la documentación sobre las facturas pagadas por el Festival, se han filtrado algunas, abonadas a personas del entorno de Enrique Mateu, y una especialmente casposa y divertida, firmada por Fulgencio Cerrajero, por la realización de "textos ostigación (sin hache) y calentamiento para apoyo el festival Internacional de Música de Canarias Campaña 2016-2017". ¿A quién hostigaba el tal Fulgencio Cerrajero -y en qué medios- con cargo al dinero del Festival de Música? ¿Y a quién se le encargó "calentar"? Si alguien se toma la molestia de repasar los artículos insultantes y vejatorios publicados en los blogs de los amigos a tanto la pieza de Nino Díaz, tendrá la respuesta.

Nino Díaz estuvo a punto de arruinar el Festival de Música, y no solo desde el punto de vista económico. Una cosa es su habilidad para multiplicar asistentes, o para transformar los tríos en cuartetos con su hija estudiante de por medio. Pero pagar con dinero público facturas en las que alguien cobra por haber escrito textos para "ostigación (sin hache) y calentamiento"? eso es ya directamente delictivo.

 

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