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Perversiones del lenguaje

Por José María de Páiz

 

 

Si lees y escuchas todo lo que te quieren comunicar, si atiendes a lo que te dicen los que algo te quieren decir, dependiendo de la importancia de la noticia, tu estado de ánimo, o percepción de las cosas, puede variar con tan sólo unas palabras. Que los medios de comunicación son el canal perfecto para que la clase dirigente se comunique con los ciudadanos, es una obviedad; como también lo es que desde hace tiempo hay expresiones, usos de palabras o vocablos que son tergiversados con la única finalidad de hacernos creer lo que no es. Y es que el poder tiene auténticos ingenieros lingüísticos que saben cómo destruir la realidad y dar paso a lo que hoy se conoce como la posverdad, o lo que es igual, la más vil de las mentiras.

 

 

En la historia reciente hay muchos ejemplos que nos ayudan a entender este concepto. Por ejemplo, en USA la familia Bush, padre e hijo, siempre ha utilizado el concepto de `guerra preventiva´ para justificar ataques a Afganistán e Irak y, de esta manera, vulnerar la legalidad internacional.   Piénsenlo bien: `guerra de prevención´. Si hay algo más en las antípodas de una prevención, eso es la guerra. Otro ejemplo bélico es cuando se usa la idea de `eliminar un objetivo´, sí, como si fuese un juego de estrategia, aunque que en este caso no se pierden casillas, sino que se destruye un pueblo o se arrasa una ciudad junto con las personas que la habitan. ¿Recuerdan cuando en 2016 un misil se coló, dicen, por error en un hospital infantil en Alepo matando a decenas de niños? Aquello no fue una matanza, sino un nuevo `daño colateral´, concepto que tanto le gustaba utilizar a Clinton y del que Putin echó mano en aquella ocasión. Dicho así…

 

 

Con la economía también se utilizan miles de artimañas que enmascaran la realidad o generan cierta confusión. ¿Alguien puede explicarme qué es el `crecimiento negativo´? Claro, supongo que decir caída, decrecimiento o desplome puede resultar traumático. ¿Recuerdan los `brotes verdes´? Alguien utilizó esta expresión para hacernos creer que la recuperación económica estaba a la vuelta de la esquina justo cuando estaba sucediendo lo contrario. Ahora, cuando vuelvo a escuchar esas dos palabras sólo pienso en la primavera, el único momento en el se producen brotes reales.

 

 

Así se manipula el lenguaje y se crea esa cuerda imperceptible que existe entre los que nos hablan y el movimiento de nuestras conciencias, capaces de soliviantarnos o hacernos creer que todo va como tiene que ir. Y esto es así, y me remito a lo que dicen algunos políticos o periodistas cuando aseguran que `no puede ser de otra forma´. ¿O tal vez sí?

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