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Populismo fiscal

 

Antonio Salazar

 

Escribía hace poco un afectado artículo Francisco Pomares sobre lo injusto que es nuestro actual sistema. A D. Paco le molestan los ricos y no hace mucho esfuerzo en disimular tal aversión, incluso hasta reconstruyendo la historia del estado para que encaje como un guante la teoría de que la economía es un juego de suma cero, cuando unos ganan, otros pierden. Teoría que, dicho sea de paso, es tan falsa como antigua y tan vieja en el tiempo como el hilo negro. La economía es un juego de suma positiva, para que se den unas determinadas condiciones, las partes que contratan deben considerar satisfactorio el acuerdo, caso contrario y en ausencia de violencia o coacción, no se llevaría a cabo.

 

Llama la atención del afamado y seguido columnista que se haya duplicado el número de personas que ganan más de 600.000 euros al año en los últimos dos. En concreto, 109 afortunados canarios declaran ingresos por importe superior a esa cifra, esto es, el 0,000049% del total. Pese que nos pretenda convencer, el IRPF no son solo rentas del trabajo, también incluye la actividades profesionales y los rendimientos inmobiliarios. Por otro lado, al elegir solo los dos últimos años, en nada nos informa sobre lo ocurrido desde 2007 y puede pasar por alto una mejora de ingresos fruto de que la situación también lo hace o del comportamiento del mercado inmobiliario en un país con una fuerte propensión a la propiedad. No hay más ricos porque otros sean más pobres. Lo que no obsta para que pueda haber perdedores sin que esta idea deba impugnarse, a fin de cuentas en las crisis se depuran las malas inversiones y castigan los errores empresariales.

 

Pero, ¿es malo que haya personas que puedan ingresar cantidades tan elevadas cada año?. Si no es juego de suma cero, si hay rentas del trabajo que superan esas cantidades será porque alguien está dispuesto a pagarlas, de lo que se sigue que producirán por un valor superior a ellas. Y, necesariamente, eso ocurrirá en aquellos campos donde hay una ventaja competitiva notable del que la percibe, hasta el punto de considerarse excepcional en un campo concreto. Es fácil pensar en los futbolistas pero podríamos hacerlo también en aquellos otros profesionales que crean y aportan valor a la sociedad y por el que son justamente retribuidos. Sus salarios son pactados en un mercado más o menos libre, no se trata de diputados autónomos que acuerdan ellos mismos cuál será la retribución a percibir.

  

Con un mal diagnóstico no podrá acometerse una correcta solución. Sugiere el señor Pomares elevar los impuestos a los ricos pero en realidad esa sería la propuesta políticamente correcta pero económicamente errada. Primero, son muy pocos los que ganan mucho dinero, desafortunadamente, con lo que su efecto será irrelevante. Segundo, suelen ser aquellos con una mayor movilidad laboral y si se les hostiga, es probable que prefieran algún lugar donde no se les saquee en el modo que se plantea. Tercero, son esas personas las que más posibilidades tienen de reinvertir o ahorrar sus ingresos, dos acciones que potencialmente pueden generar muchas más riqueza para la sociedad que cobrarles elevados impuestos que, indefectiblemente, terminarán dilapidados en organismos diversos afectos a la enorme burocracia que padecemos. Necesitamos más ricos pero sobre todo, evitar el populismo fiscal que aliente un revanchismo interclasista bajo principios errados.

 

 

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