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Problemas con el gasto

 

Francisco Pomares

 

En los últimos años, el Gobierno de Canarias ha presumido de ser el más cumplidor con los objetivos de contención del déficit y la deuda. Si yo fuera el Gobierno de una región con gigantescas carencias en sus servicios, no presumiría de algo que es casi una ofensa a los miles de personas que malviven sin atención alguna en esta región. Pero puedo entender el síndrome de niño aplicado que hace su tarea: Canarias empezó a ponerse las pilas en materias de déficit y deuda siendo consejero de Hacienda José Manuel Soria, y desde que se fue, quienes le han sucedido, primero Javier González Ortiz y ahora Rosa Dávila, han conseguido mantener la tendencia. Cumplir con los compromisos sobre el déficit y la deuda -aunque a mi juicio no sea muy social alardear de ello- es mejor política que no hacerlo. Si no cumples, la Hacienda estatal te sanciona e interviene tus cuentas. El resultado es el mismo al final, pero a cara de perro y obedeciendo a otro.

 

Canarias ha hecho su tarea, pues, situando el déficit en el 0,33 por ciento y la deuda en el 16 por ciento. Aplicando a rajatabla el rigor presupuestario, ha cumplido los principios de consolidación fiscal que se establecieron cuando la caída de la economía y de la recaudación estuvo a un tris de provocar el cierre de la Administración pública. Lo que ocurre es que Canarias ha hecho un poquito de trampa con el gasto: ha cumplido bajando déficit y deuda, pero se ha gastado más de lo que permite la regla de gasto. Rosa Dávila se ha columpiado con la tercera condición restablecida por la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que consiste básicamente en que los Gobiernos hagan crecer su gasto de manera equilibrada, y no se lancen a quemar hasta el último euro que recauden. ¿Por qué? Pues porque, además de no endeudarse más, hay que devolver lo que se debe, pagar la deuda anterior. La regla de gasto es una cifra que calcula Hacienda y que para Canarias fue el 1,8 por ciento para 2016. Es decir, que además de no desmelenarse con déficit y deuda, Canarias no podía aumentar sus gastos de 2015 a 2016 por encima de ese 1,8. El problema es que, según Montoro, Canarias ha gastado este año un 4,2 por ciento más que el año pasado. El Ministerio y la Consejería no se ponen de acuerdo en cuanto supone eso: el Ministerio dice que son 240 millones y que hay que descontarlos del presupuesto 2018, y Rosa Dávila que son 138, y que todo se va a resolver. Supongo que ocurrirá así, que se pondrán de acuerdo con las cifras y se le buscará a esto una solución técnica que no implique tener que rebajar el presupuesto e intervenir las cuentas canarias desde Madrid. Pero hay algo más preocupante aún, que son los casi 700 millones de más que llegan a Canarias como resultado del apoyo de Coalición Canaria y Nueva Canarias a los Presupuestos 2017 de Rajoy. Es mucho dinero, y va a tener una afección muy fuerte sobre el gasto. Si Madrid se pone muy dura, será casi imposible gastarlo.

 

Rosa Dávila dice que nones, que todo eso está resuelto. Pero yo recuerdo algo que ya se contó por aquí, relativo a la tranquilidad con la que Montoro ha cedido a la presión de los nacionalistas, aceptándoles una enmienda tras otra. Dicen que el ministro dijo: "Ellos que pidan lo que quieran, que la regla de gasto la manejo yo, y ya veremos lo que pueden asumir luego". ¿Les parece broma? No, no lo es: la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, tuvo que inmovilizar 238 millones de su propio presupuesto en 2017, por haberse pasado 235 de más en 2015. Es verdad que aquí Rosa Dávila ha dicho que lo tiene todo ya controlado, y eso debería tranquilizarnos... Pero de hecho, y lo digo bajito, a mí es precisamente que Dávila lo considere resuelto lo que más me preocupa...

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