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Siete millones de vistazos

Redacción NoticiasFuerteventura

 

La campaña en Twitter lanzada por los grupos municipales de La Laguna que apoyan una censura contra el alcalde, José Alberto Díaz, se ha convertido en "trending topic" nacional y -según los organizadores- ha sido seguida por siete millones de personas. Lo que quiere decir que la deben haber visto muchos extranjeros, porque Twitter no tiene siete millones de usuarios españoles...

 

Ayer, la iniciativa para censurar al alcalde de La Laguna, que apoyan Unid@s se Puede, Por Tenerife-Nueva Canarias, Javier Abreu y Yeray Rodríguez, fue puesta en escena en una rueda de prensa celebrada en los soportales del Ayuntamiento de la ciudad, en la que se pudo constatar que la iniciativa tiene más apoyo en las redes que en el Consistorio, donde no cuenta aún con la mitad más uno de los concejales, que es lo que hace falta para que pueda prosperar. Y es que convertir las redes en el campo de batalla de la política es una forma como otra cualquiera de hacer que la política se transforme en un ejercicio virtual. Por ejemplo: ahora sabemos que Pablo Iglesias e Iñigo Errejón se han puesto de acuerdo en algo, que es en la necesidad de una moción de censura en La Laguna. Y eso es una gran noticia para quienes quieren la unidad de acción en Podemos, pero no implica necesariamente que en La Laguna los vecinos estén por sacar a Iglesias y Errejón de procesión.

 

En las Islas vivimos, desde hace ya un año y medio, una situación absurda: en las últimas elecciones, como consecuencia del fraccionamiento político y del cansancio de la ciudadanía por un cuarto de siglo de Gobiernos coalicioneros ininterrumpidos, se produjo una extraordinaria fragilidad del mapa político regional, que afectó a sus principales instituciones y corporaciones públicas. Partidos nuevos, fruto de coaliciones oportunistas, frentes amplios y confluencias diversas, adquirieron un extraordinario protagonismo, como el que logró en La Laguna Unid@s se Puede, una amalgama de fuerzas políticas y personalidades independientes donde está representada una buena parte de la izquierda. Con los resultados electorales en la mano, lo razonable habría sido montar un Gobierno de izquierdas en La Laguna, pero el PSOE apostó por un acuerdo global con Coalición, muy cuestionado por los otros partidos. El expediente abierto por los suyos a Javier Abreu -el hombre que ha querido siempre ser califa en lugar del califa-, sumado a viejas historias familiares, abrió una brecha que hoy parece infranqueable no solo entre el PSOE y Abreu, también entre la parte oficial del PSOE y los censurantes. La llegada a Tenerife del número dos de la gestora federal socialista, Mario Jiménez, no parece que vaya a resolver ese conflicto, que hoy divide al partido de forma irreconciliable. Y sin los votos del PSOE -o del PP, pero entonces ya no estaríamos hablando de un pacto de izquierdas, sino de otra cosa- la censura en La Laguna seguirá siendo una aventura virtual. Otro enorme e inútil esfuerzo del mundo digital para hacer visible a los ojos de millones de observadores que probablemente no habían oído hablar nunca de La Laguna que en La Laguna se quiere cocinar una censura. Al final, las redes imitan al periodismo de papel, ese que definió tan sabiamente Chesterton al decir que "el periodismo consiste esencialmente en decir Lord Jones ha muerto a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo". En fin, que a la censura lagunera le sobran esos siete millones de visualizaciones que tanto ilusionan a Rubens Ascanio. Por lo menos, mientras no cuente con los tres votos reales que le faltan.

 

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