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Testigo en la UVI

Francisco Pomares

Hace años que no creo en las casualidades, y no voy a empezar a creer en ellas ahora: un empresario de Arona, José Tavío -testigo en el caso Arona 1 que se instruye estos días contra los golfos apandadores que se metieron el ayuntamiento sureño y sus rentas en el bolsillo-, fue brutalmente apaleado en su casa de La Camella en la madrugada del pasado domingo. Tavío sorprendió "in fraganti" a un grupo de cuatro encapuchados que intentaban reventar su caja fuerte. No lograron abrirla, pero al pobre hombre le dieron un fuerte golpe en la cabeza y lo dejaron gravemente perjudicado. Encontrado unas horas más tarde, tuvo que ser internado urgentemente en La Candelaria, donde permanecía aún ayer en vigilancia intensiva.

 

El asalto de su casa se produjo dos semanas después de que Tavío declarara, ante el juez de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial, que el arquitecto municipal Eliseo de La Rosa le pidió personalmente medio millón de pesetas a cambio de facilitarle la aprobación de una licencia, para "tener un detalle" con su mujer. También declaró que él y el empresario Ansorena escucharon a Manuel Castro -otro testigo del caso- asegurar que Félix Sierra le pidió un millón de pesetas "para el PP" por ocuparse de una gestión en Arona, siendo Sierra ya por aquel entonces consejero del Cabildo. Tavío es un pequeño promotor inmobiliario, muy conocido en Arona por haber presentado multitud de denuncias sobre obras y licencias que considera ilegales. Al parecer, el hombre se prestó a grabar a algunos implicados en conversaciones privadas en las que se hablaba de comisiones y cobros ilegales y es amigo de Ansorena, al que ha apoyado en la investigación sobre la trama organizada por políticos, funcionarios y empresarios, para conceder licencias urbanísticas y cobrar por ellas. Tavío es uno de los principales testigos de cargo contra parte de los que estos días se han sentado en el banquillo. Además, Tavío ejerce como denunciante del caso Relinche, que se sigue contra Berto González, el "alcalde conseguidor", por permitir que un familiar suyo construyera un chalet de dos plantas en suelo rústico, amparándose en una licencia para hacer un establo.

 

Como se ve, Tavío es lo que en términos coloquiales se define como una "mosca cojonera", un tipo peleón... Por eso digo que yo no creo en las casualidades: cuatro encapuchados asaltando su casa para acceder a una caja fuerte en la que -muy probablemente- solo habrían encontrado papeles parece demasiado esfuerzo criminal para poco beneficio. O no. Porque está claro que los encapuchados fueron a robar, pero probablemente no era dinero o joyas lo que querían encontrar.

 

Entre la complicidad, la desidia con la delincuencia, política o no, y la omertá, algo más grave de lo que creemos está pasando en nuestros Sures, desde hace ya algunos años. Nos hemos ido acostumbrando a que pasen cosas como esta -y otras incluso más graves- sin darles demasiada importancia. Y la tienen. Desde luego que la tienen.

 

 

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