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Adiós a Ciudadanos

 

Una encuesta periodística entre los partidos para determinar el grado de acierto o fracaso del Gobierno regional ofrece unos resultados poco sorpresivos: los cuatro partidos que sostiene al Ejecutivo coinciden en calificar de ‘notable’ la actuación gubernamental. El PP la califica con un cero patatero, Coalición y Vidina Espino coinciden en suspenderlo y Fernández de la Puente –ni frío ni calor- opina que se merecen un “aprobado raspado”, en consideración del único diputado de la oposición ovacionado por los grupos del Gobierno al final de la legislatura. Es lo que tiene haber apoyado a este Gobierno agradecido en todos los momentos críticos de una legislatura que ha tenido unos cuantos. La posición del diputado de Ciudadanos es chocante, cuando se encuadra a sí mismo en la oposición, pero lo es menos si se tiene en cuenta cual ha sido el comportamiento de Ciudadanos en Canarias en esta extraña legislatura, que ha visto de todo.

 

Enrique Arriaga, por ejemplo, apoyó al PSOE en el Cabildo de Tenerife, en contra del criterio inicial de su partido. Se le inició un expediente de expulsión, que concluyó con una sorprendente pirueta política, futo de un ajuste en la dirección nacional naranja, que acabó convirtiendo a Arriaga en el hombre de Ciudadanos en Canarias y avalando su apuesta. Ahora ha preparado una candidatura puente, a mitad de camino entre la intemperie y el paraguas de Ciudadanos, (no está claro cuál de las dos opciones es menos arriesgada), para intentar conseguir revalidar su puesto de consejero insular y volver a ser clave en la próxima elección de presidente del Cabildo. Aunque arrancó de la misma forma, diferente fue lo que le ocurrió a la candidata de Ciudadanos a la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, la señora Zambudio: se pasó las instrucciones de su partido por el refajo, y en la votación para la alcaldía votó con Podemos y el PSOE, convirtiendo a Patricia Hernández en alcaldesa por algo más de un año. Durante ese tiempo, el partido la expulsó por tránsfuga, y luego acabó negociando con ella un acuerdo de readmisión en el que tuvo que reconocer por escrito haber incumplido las instrucciones recibidas en la elección de Patricia Hernandez.  Al final, tuvo menos suerte y acabó en la oposición, tras una moción de censura contra Patricia Hernández, apoyada de forma decisiva por su colega de Ciudadanos, Evelyn Alonso. Para las elecciones del 28 de mayo, Evelyn ha sido premiada incorporándola a la candidatura de José Bermúdez, y a Zambudio le han regalado ir en la lista de Patricia Hernández, lo que despeja bastante las dudas –si las hubo en algún momento- de porqué ambas actuaron como lo hicieron.

 

En cuanto a Vidina Espino, señalada insistentemente como tránsfuga por la prensa más afecta al Pacto de las flores, anunció que dejaba su partido hacia la mitad de la legislatura, cuando el grupo parlamentario naranja en el Congreso de los Diputados incumplió el compromiso adquirido en campaña electoral de defender el REF canario. A su renuncia a seguir bajo la disciplina del partido la acompañó de un creciente protagonismo parlamentario, que la ha convertido en la única sorpresa de la Cámara en estos años. Su estilo beligerante, su proyección pública, y su protagonismo frente al statu quo de la política canaria, le supuso una durísima campaña contra ella de Nueva Canarias y Podemos, destinada a convertirla oficialmente en tránsfuga, con reiterados intentos de forzar un pronunciamiento del Parlamento que no llegó nunca a prosperar. Ahora aparece en calidad de independiente y como número dos en la lista de Coalición por Gran Canaria.

 

Si para muestra vale un botón, lo ocurrido con Ciudadanos en Canarias se repite en todas aquellas regiones donde su presencia no ha sido clave para la formación de Gobiernos. Tras el fracaso de la censura en Murcia para descolgar al PP y montar Gobierno con el PSOE, Ciudadanos perdió Madrid y Castilla León, y en todos lados sus líderes intentan recolocarse en otras escuderías. Hasta Arrimadas se quitó de en medio para evitar una probable derrota a manos de los suyos, aunque sigue en el Congreso ejerciendo de portavoz en los debates importantes.

 

Es muy probable que a partir de estas elecciones locales, y mucho más tras las legislativas de diciembre, Ciudadanos desaparezca para siempre del paisaje político español. El partido de centro que quiso ser la apuesta política y la esperanza de los sectores moderados de la sociedad española en un tiempo de frentismo creciente, se ha desecho en apenas un par de legislaturas. Quienes aún siguen dentro serán zombis en unos meses.

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