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La ministra y su mentor

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    El nombramiento de Carolina Darias como ministra de Pedro Sánchez ha despertado todo tipo de consideraciones y reflexiones, algunas no exentas de ese cierto papanatismo que se produce siempre en torno a los nombramientos importantes de gente conocida. Yo no me resisto a hacer el panegírico de turno: Carolina Darias es una mujer con probada ejecutoria durante décadas de ejercicio de un socialismo moderado y práctico, que es -en Canarias y fuera de Canarias- el que mejores resultados ha aportado siempre al socialismo español. No necesita la señora Darias demasiados piropos ni precisa de una profunda repesca biográfica, porque su trayectoria, fruto del compromiso social cristiano, es más que conocida: no tuvo mucha suerte como cabeza de lista, pero fue una eficaz (y discreta) delegada del Gobierno y una competente (y pacífica) presidenta del Parlamento. No le gustan las alharacas, ni los espectáculos, ni estar en primera línea de nada. Responde a esa identificación de socialista de antes, con la que la he intentado describir unas líneas más arriba, para ahorrarme recordar que fue una persona próxima a la anterior dirección del PSOE canario, que apostó por Susana Díaz en la gran guerra civil que se produjo acompañando el segundo desembarco de Sánchez en la secretaría general, y que todo hacía apuntar que con la llegada de Ángel Víctor Torres iba a desaparecer del mapa, porque representa justo lo contrario de lo que Torres parece defender.

     

    Sin embargo, fue salvada del exilio político por voluntad del propio Torres, que la convirtió en una de sus dos consejeros de mayor confianza, y ahora reaparece como primera ministra mujer en la historia de Canarias. Con -al menos- los mismos méritos que cualquiera de los y las que la acompañan en el segundo gobierno sanchista.

     

    Su nombramiento, que algunos califican de sorpresivo, más que hablar de ella habla de quien ha sido su mentor en esta recolocación que la saca del Gobierno de Canarias para catapultarla a Madrid. Ha sido el presidente Torres, quien ha movido los hilos para colocar a Darias de ministra. Primero, porque quería -legítimamente- a un canario no podemita en las filas del Gobierno de Sánchez, a ser posible en una cartera que facilite el difícil encaje de los asuntos de Canarias en la agenda del Gobierno nacional. Segundo, porque Torres podía hacerlo, y -es conveniente destacarlo- quería hacerlo. Desconozco los motivos, más allá de su acrisolada pero no beligerante lealtad a Sánchez, pero se ha convertido en uno de los presidentes regionales con la puerta abierta en Moncloa y en Ferraz. El tercer motivo es el que más me inspira: Torres va vestido de hombre bueno por la vida, de tipo que no busca líos inútiles y no practica la guerra de exterminio que tanto gusta a otros. No sé si será cierto o no, pero conseguir colocarle una que trabajó por Susana Díaz a alguien de natural tan rencoroso como Pedro Sánchez demuestra tesón, habilidad política y enormes dosis de eso que antes llamaban 'talante', y que viene a ser pura bonhomía. Torres puede estar con Sánchez en el bando de la revancha, pero hasta ahora ha demostrado no actuar como un revanchista. Más bien todo lo contrario. Más gente así, con voluntad de hacer partido, es lo que necesita este PSOE para salir del atolladero en que se encuentra.

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