Xi Jinping y Canarias: entre la historia personal y la estrategia global
El contexto global actual, marcado por tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, está llevando a Pekín a buscar rutas alternativas para su expansión
En plena guerra arancelaria entre China y Estados Unidos, el mapa geopolítico del comercio mundial se está reconfigurando. Entre los movimientos silenciosos, pero estratégicos, destaca uno inesperado: el creciente vínculo entre el presidente de China, Xi Jinping, y Canarias. Lo que podría parecer una simple afinidad personal o turística es, en realidad, un componente dentro de una estrategia de expansión comercial e influencia geoeconómica que se extiende desde Asia hasta África pasando por el Atlántico.
Xi Jinping ha hecho escala en Canarias en tres ocasiones durante su mandato, la última en noviembre, cuando viajaba hacia la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) en Perú. Allí fue recibido por las autoridades locales, visitó el histórico barrio de Vegueta y dejó una frase reveladora: “Es una isla que aprecio mucho”.
Más allá de lo anecdótico, estas paradas han sido interpretadas como gestos diplomáticos con mensaje: Canarias no solo es un destino turístico para el líder chino, sino una localización con valor estratégico. La propia ubicación del archipiélago, entre Europa, África y América, la convierte en un hub logístico de primer nivel.
El gobierno chino lleva años impulsando la Nueva Ruta de la Seda, un megaproyecto de infraestructuras que busca conectar Asia con el resto del mundo a través de nuevas rutas marítimas y terrestres. Aunque África ha sido uno de sus destinos prioritarios, Canarias comienza a perfilarse como un punto intermedio clave en esa red.
Según fuentes diplomáticas, varias empresas estatales chinas han invertido ya en sectores como el turismo, la logística y la pesca en las islas. Desde su base en el puerto de Las Palmas, la Corporación Nacional de Pesca de China ha ampliado sus operaciones hacia aguas africanas. Actualmente, más de 400 barcos chinos faenan frente a la costa occidental del continente, donde también se están construyendo o ampliando infraestructuras portuarias con financiación china.
El contexto global actual, marcado por tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, está llevando a Pekín a buscar rutas alternativas para su expansión. En ese tablero, Canarias se presenta como una alternativa estable, europea y cercana a África Occidental, donde China ha consolidado su influencia en sectores clave como la energía, los minerales estratégicos o las telecomunicaciones.
La presencia canaria en países como Mauritania, apoyando con logística los proyectos chinos en gas natural o pesca, es solo un ejemplo. La región también ofrece ventajas fiscales (a través del Régimen Económico y Fiscal canario) y estabilidad jurídica dentro del marco europeo, lo cual resulta especialmente atractivo para inversores que buscan operar cerca de África sin los riesgos asociados a muchos países del continente.
La apuesta está clara: mientras China redobla sus inversiones en África, más de 50.000 millones de dólares comprometidos en tres años, Canarias se ofrece como su base avanzada en territorio europeo para coordinar operaciones, logística, formación, tecnología y servicios financieros.