Levantamiento y pulseo de piedra
El levantamiento y pulseo de piedra es un juego de carácter psicomotor que consiste en levantar una piedra a la mayor altura posible, tal y como se encuentra en su estado natural
El levantamiento y pulseo de piedra es un juego de origen aborigen que se desarrolló con posterioridad a la conquista hasta nuestros días; principalmente se practica entre los habitantes del medio rural y personas vinculadas a actividades laborales donde las piedras están presentes (labrantes de la piedra y parederos). También debemos señalar la faceta vinculada al ocio, el entrenamiento o simplemente pasar el rato, sin dejar de lado la rivalidad, la pugna, la manifestación de virilidad y la apuesta.
Esta relación con la demostración de hombría o virilidad hizo que fuera una actividad practicada, al menos de forma pública, sólo por varones. “Y es que esto se movía porque decían que no la levantaba hasta la rodilla, y otro hasta el pecho, y así decían” (Alfonso Morales, 1994). La primera y única referencia que aparece en los cronistas se debe a Espinosa (1594); De la descripción del autor se deduce que era común entre los guanches (pobladores de Tenerife) y que el cronista recoge testimonios pero no presencia la actividad:
“Eran hombres de tanta fuerza y ligereza, que se cuentan algunas cosas de ellos casi increíbles. Una piedra guijarro está en esta isla, en el término de Arico, maciza, mayor que una grande perulera, la cual vide yo y es común plática entre los naturales que con aquella piedra iban sus antepasados a probar sus fuerzas, y que la levantaban con las manos y la echaban sobre la cabeza a las espaldas con facilidad; y ahora no hay hombre por membrudo que sea, que la pueda levantar, ni dar viento.” (Fray Alonso de Espinosa, 1594). El levantamiento y pulseo de piedra es un juego de carácter psicomotor que consiste en levantar una piedra a la mayor altura posible, tal y como se encuentra en su estado natural.
Existen dos modalidades técnicas: el levantamiento y el pulseo. El levantamiento consiste en que el levantador, a partir de una posición equilibrada, agarra la piedra buscando unos agarres estables y a continuación ayudándose de la fuerza de brazos y el apoyo sobre piernas y tronco intenta elevarla a la máxima altura. El pulseo implica que la elevación de la piedra deba realizarse sin el apoyo en piernas o tronco.
Se puede hacer en uno, dos o tres tiempos. En algunas ocasiones, tras elevarla, en lugar de dejarla caer, se continúa realizando flexo-extensiones de brazos con la piedra, llevándola desde el pecho hasta encima de la cabeza. El levantador busca los posibles agarres existentes en la piedra y, a partir de aquí, intenta elevarla lo más arriba que pueda, haciendo paradas en las rodillas, en el pecho, en el hombro, dependiendo de las características de cada piedra y del objetivo de la práctica: elevarla a la máxima altura, elevarla hasta el hombro y lanzarla hacia delante, llevarla al pecho y caminar con ella la mayor distancia, llevarla al hombro y lanzarla hacia atrás, elevarla sin que toque el cuerpo, etc.En algunas ocasiones es tan elevado el peso de la piedra o su forma dificulta tanto el agarre, que basta con separarla del suelo. Una vez que alguno de los participantes consigue elevarla hasta un punto determinado, los otros intentarán igualar esa marca y si es posible, superarla.
El peso de la piedra depende la fuerza del levantador, y de si la modalidad es de pulseo o de levantamiento, ya que la primera se realiza siempre con un peso menor, dado que la técnica no permite el contacto con el tronco-piernas. La dificultad en la ejecución vendrá condicionada por la forma, dimensiones y peso de la piedra. Se han pulseado piedras de 80 y 90 kilos, y se han levantado piedras de más de 130 kilos; no obstante, hay referencias en la tradición oral que hablan de levantar piedras más pesadas.
El levantamiento de piedras tiene un marco geográfico característico en cada isla; cada piedra tiene su nombre propio: la de los Aceviños, la de los Mocanes, la de Tenerra, la de Teguise, la de los Valientes, la de los Mozos, la del Gallo, etc., según el lugar donde se localizaba o a las “características” de los levantadores. En la mayoría de los casos su técnica es precisa y diferenciadora. Dentro de una misma isla podemos encontrar zonas donde varían los modos y estilos de levantamiento. Las diferentes técnicas que aparecen son resultado, casi siempre, de las características que presenta la piedra. Las había casi redondas, de difícil alzamiento por “malamañadas”; otras eran prácticamente cuadradas y de elevado peso.
En algunas ocasiones, para aumentar el peso que había que elevar, se colocaba otra piedra de menores dimensiones encima de la primera. Esta actividad lúdica ha visto disminuir significativamente su número de practicantes en las últimas décadas, por la desaparición del contexto de la práctica y la pérdida de valor que tiene la fuerza física en la actualidad, tanto en el mundo rural como en el urbano. Esto es porque la fuerza humana ha sido sustituida por la de las máquinas y, por tanto, no supone una forma de ganar estatus ante el resto de la comunidad.