Seguridad versus inseguridad, cuando los incendiarios se convierten en parte del problema
Las redes sociales son una herramienta de distorsión masiva. Eso lo sabe cualquiera que tenga dos dedos de frente, pero también son una herramienta para distinguir fácilmente cuándo tu frente mide un dedo y cuarto.
Con esto de la seguridad y de su contrario hay mucha basura dando vueltas, la mayoría son de perfiles de un dedo y medio, pero a veces aparecen incendiarios que utilizan a las “frentes limitadas” para hacer otro tipo de perversiones ideológicas.
Vaya por delante que toda Fuerteventura es consciente de la necesidad de más efectivos policiales, pero también sabemos que vivimos en un lugar privilegiado en cuanto a los índices de criminalidad. Nuestra isla es SEGURA.
En esto de incendiar, hay conceptos que por su grandilocuencia quedan, de mucho usarlos, vacíos de contenido. Si se utilizan hábilmente dan una rentabilidad y un reconocimiento social rápido, pero si se juega con ellos el resultado es una descalificación absoluta de personas y personajes. La lástima es cuando el personaje se lleva por delante a la persona. Pero es peor cuando ambas se llevan por delante a una asociación empresarial.
En este sentido, todos estamos de acuerdo que hay que protestar cuando algo no es correcto, incluso se puede ser algo vehemente en los planteamientos, pero cuando se tiene responsabilidad en un cargo y se representa a un colectivo no se puede actuar como un incendiario de Facebook o de Twitter, y sobre todo no se debe ayudar con combustible a determinadas fobias u odios latentes en occidente en los últimos tiempos.
Es necesario trabajar por mejorar la seguridad en Fuerteventura, con criterio y buen hacer, pero hablar en un discurso apocalíptico de llevar “a Caleta de Fuste al borde del colapso como destino turístico y como comunidad” es estirar el chicle al borde del incendio.
Decir que la situación está “fuera de control” es una falacia, parece que hay zombies por la calle comiéndose a los turistas, pero hablar en nota de prensa de “ambiente generalizado de miedo” en un comunicado de prensa viene a resultar apabullante, casi roza el ridículo.
Estas y otras lindeces son las publicadas en un comunicado que firma Eduard Van der Veen, presidente de AECA, un señor que no parece controlar el verbo (cosa que pasa a muchos), pero menos la letra impresa y esto último es más peligroso, sobre todo cuando se instala en el paroxismo.
De esta asociación mucho bueno he tenido que escribir durante mucho tiempo. Pero ahora mismo se añora una posición más acorde al equilibrio como tenían los fundadores de la misma y el hasta hace nada presidente. Es normal que los exaltados usen esos términos, pero no el presidente de una asociación de empresarios. Los zombies no se comen a la gente y no, no te roban cada día en la puerta del hotel.
Hacen falta más fuerzas policiales, claro. Pero es importante cómo se dicen las cosas, y todavía más cuando llevan el sello de una asociación de empresarios.