Viajar a la península, un lujo que se paga caro
Editorial
A nadie le pillará por sorpresa la denuncia sobre los elevados precios del transporte aéreo entre Canarias y la Península. A nadie le parecerá raro que le aseguren que cada vez es más caro volar a la península. Puede ser que las compañías aéreas hayan encarecido sus precios aprovechando la bonanza económica, o que se hayan cansado de tantas promociones, pero muchos sospechan que lo que ocurre es que dichas compañías han llegado a un acuerdo para que los precios vayan al alza. Para muestra, un botón: viajar a la península este fin de semana le saldría a usted por 1.000 euros, 500 euros si es residente en Canarias, en la compañía Iberia. Ese mismo vuelo en la compañía de bajo coste, Ryanair, saldría por algo más de 400 euros, y para los residentes canarios 212 euros. Hace un par de años ese mismo viaje se podía hacer por 50 o 60 euros, 100 en el peor de los casos.
Canarias debería exigir al Gobierno que se cree una especie de observatorio que vigile estos precios y evite la posibilidad de que las compañías estén llegando a acuerdo, sobre todo ahora que todo apunta a que se va a producir un hecho histórico: la bonificación del 75% en el precio del transporte aéreo entre Canarias y la península. Se trata de una vieja demanda de toda Canarias que supondría alcanzar por fin un equilibrio necesario: igualar para los isleños el coste de los transportes al del resto de la península.
Equilibrio que no se produciría si las compañías siguen subiendo los precios de una manera desorbitada. En ese caso, serían ellas las únicas beneficiadas y los canarios seguiríamos pagando los billetes a precio de oro, además del mayor coste que supone para el Estado. Es decir la medida no tendría ninguna ventaja real.
El debate se sitúa ahora en la posibilidad de declarar servicio público la movilidad entre islas y península para los isleños. Se marcaría entonces un precio máximo a las compañías y se evitarían los abusos. Sin embardo, esta medida parece difícil de llevar a cabo ya que Europa no la aceptaría por vulnerar los principios de la libre competencia de mercado.
Es preciso, por tanto, buscar otras alternativas. Algunos expertos analistas apuntan la posibilidad de marcar una tarifa máxima de subvención que evitaría cualquier tipo de estrategia por parte de las empresas responsables del transporte aéreo.
Es preciso perfilar bien qué es lo que se va a hacer porque ya es hora de que los canarios viajen a la península en igual de condiciones que el resto de los españoles. Es nuestro derecho. Lo merecemos.