24 años del Naufragio del American Star
El que fuera un icono de la navegación mundial convirtió a Fuerteventura en un referente de los naufragios en el mundo
Redacción NoticiasFuerteventura/Histarmar
Tal día como hoy, un 18 de enero de 1994 y dos semanas después de haber abandonado Grecia, el crucero de lujo American Star naufragaba en la playa de Garcey en Fuerteventura.
Una intensa tormenta había sorprendido al remolcador que lo llevaba dos días antes, el día quince, con olas de ocho metros cuando atravesaban las islas entre Gran Canaria y Fuerteventura.
El temporal hizo que las amarras que unían a ambos se rompiesen y la nave quedase a la deriva. Dos días después se envió a un equipo en helicóptero para que aterrizase sobre la cubierta del American Star y, desde dentro, intentase redirigirlo hacia el remolcador. Tampoco funcionó. El equipo fue rescatado esa misma noche. El crucero fue dejado a la deriva y acercándose hacia la costa de Fuerteventura.
Una leyenda del lujo
El American Star comenzó su navegación en 1939 como S.S. America. Fue uno de los barcos más lujosos de todos los tiempos. El 31 de agosto de 1939 la primera dama de los Estados Unidos, Eleanor Roosevelt, bautizaba ante 30.000 personas el nuevo transatlántico de la naviera United States Lines, el imponente S.S. America. Entregado a sus propietarios el 2 de agosto de 1940, con un coste total de 18 millones de dólares, nada permitía prever que, sesenta años más tarde, su cadáver mutilado y cubierto de óxido, aún imponente pese a todo, habría de adornar una de las playas occidentales de Fuerteventura.
En su construcción se habían empleado materiales tradicionales como el bronce, y también innovadores como el aluminio o el acero inoxidable; las últimas tecnologías se aliaban a bordo del America con el gusto por lo más hermoso del pasado.
Su construcción siguió el patrón del Titanic, su distribución en compartimentos separados, en teoría, obligarían al buque a permanecer a flote en caso de daños en uno o varios de ellos. En efecto, el barco nunca se hundió, ni se hundirá jamás.
Participó en la II Guerra Mundial
En 1941 el barco fue militarizado, rebautizado como U.S.S. Westpoint, repintado de camuflaje (su tripulación lo apodaba “El Fantasma Gris”), reestructurado para transportar 8.000 soldados y dotado de instalaciones antiaéreas. El 15 de junio de 1941 se hizo a la mar. Su velocidad era tan alta que podía escapar a cualquier submarino o nave de guerra de la época. Entre 1941 y 1945 participó en traslados y evacuaciones de tropas hasta un total de 483.000 soldados, a lo largo de 350.000 millas por tres océanos.
Época dorada
Las casi dos décadas que van de 1946 a 1964 constituyen la época dorada del America. Restituido a sus propietarios y restaurado con todo su lujo original, el vapor se hizo a la mar por fin, el 14 de diciembre de 1946, para su viaje inaugural: Nueva York-Cobh-El Havre-Southampton. Una de sus pasajeras de 1948 fue Maria Jana Korbel, que huía de la persecución de su familia por los comunistas checos y que, en 1996, con su nombre de casada -Madeleine Albright- llegaría a ser la primera mujer secretaria de estado de los Estados Unidos.
El America cruzó el Atlántico una y otra vez hasta que el tráfico aéreo fue desplazando poco a poco a los grandes cruceros de línea. En 1964 fue retirado del servicio.
En octubre de ese año el barco fue adquirido por la naviera griega Chandris Lines, que lo rebautizó S.S. Australis. Una vez modernizado y ampliada su capacidad hasta los 2.300 pasajeros, el buque hizo en 1965 su primer viaje de una línea destinada principalmente a transportar emigrantes desde Southampton y otros puertos europeos a Australia y Nueva Zelanda, pero también a llevar turistas alrededor del mundo.
El Australis circunnavegó la Tierra 62 veces, transportando un total de 300.000 pasajeros. El trayecto original, con diversas escalas mediterráneas y asiáticas, sufrió modificaciones con el cierre del canal de Suez entre 1967 y 1976; en esos años recalaría en varias ocasiones en el grancanario Puerto de La Luz, donde era conocido como “el barco de las quinielas”, debido a que adornaban sus chimeneas las “X” distintivas de Chandris.
La decadencia
En 1978, el majestuoso transatlántico viaja por última vez con pasajeros a bordo. Vendido a la neoyorquina Ventura Cruises por 5 millones de dólares, ésta lo llamó de nuevo S.S. America y lo destinó a cruceros cortos por Nueva Inglaterra; pero la informalidad demostrada, las reclamaciones de sus clientes, la mala gestión y una inspección de sanidad condujeron en pocos días al embargo y la subasta del barco, que fue readquirido por Chandris el 28 de agosto del mismo año por un precio inferior al de su peso en chatarra y conducido a El Pireo.
En una ulterior reestructuración, el buque perdió una de las dos chimeneas que habían caracterizado su silueta, en favor de una apariencia más moderna; pero los días del otrora glorioso America habían pasado y el barco no había de navegar nunca más. Permanecería anclado en el puerto griego durante dieciséis años, oxidándose bajo diversos nombres: Italis, Noga y Alferdoss, y perteneciendo a diversos propietarios. En 1987 resultó parcialmente anegado y hubo de ser reflotado. Peter Knego, que lo visitó en 1992, ha dado testimonio del deplorable estado de conservación en que se encontraba el Alferdoss en diversas publicaciones.
En 1993, la compañía tailandesa Chaophraya compra el viejo barco arruinado por dos millones de dólares, con el designio de convertirlo en hotel de lujo flotante junto a Bangkok o a la isla de Phuket. No era la primera empresa interesada en explotar de esa forma sus magníficas instalaciones. El remozado S.S. American Star parte en diciembre del puerto de El Pireo hacia su nuevo destino con las hélices desmontadas, conducido por el remolcador ucraniano Neftegaz 67. Las aguas canarias, que ya habían mecido al viejo Australis durante el cierre del Canal de Suez, marcarán el final de su último viaje.
Después de varios años, el barco pasó por diferentes propietarios teniendo nombres como S.S. Australis, S.S. Italis, S.S. Noga y S.S. Alferdoss.
Más tarde, ya por el año 1993, la compañía tailandesa Chaophraya compra el viejo barco por un valor de 2 millones de dólares con el objetio de convertirlo en un hotel flotante de lujo en Bangkok. Fue aquí cuando se rebautizó como American Star.
El 15 de Enero de 1994, con las hélices desmontadas y propulsado por el remolcador ucraniano Neftegaz 67, el barco se dirigía con la intención de hacer escala en el Puerto de La Luz y de Las Palmas (Gran Canaria), sin saber que una terrible tormenta le esperaba en las aguas de las islas.
El temporal azotó el barco e hizo imposible los intentos de recuperar el control del barco, incluso con la ayuda del Neftegaz 67 y dos remolcadores más. Dos días más tarde, un helicoptero rescataba a la tripulación del American Star y decidían dejar el barco a la deriva, para recuperarlo cuando pasara la tormenta.
Desgraciadamente, el 18 de enero, el histórico transatlántico encallaba en la playa de Garcey
El final
El 15 de enero de 1994, el American Star se dirigía al puerto de La Luz y Las Palmas, donde iba a hacer escala. Atravesaba un insólito temporal que azotaba las islas con vientos de fuerza 12 y olas de diez metros, y que iba a cubrir de nieve las alturas de Gran Canaria. Rotas las amarras que unían ambos barcos, el remolcador Neftegaz 67 intentó hacerse con el control del transatlántico, sin éxito alguno. Dos remolcadores españoles se unieron a las labores de salvamento, pero fue inútil: el barco derivó hasta encallar, el día 18, en la playa de Garcey.
Mientras se encendían las discusiones entre los dueños de la nave, el remolcador, y las aseguradoras, la nave fue desatendida hasta que el casco se partió a la mitad a consecuencia de las fuertes corrientes de agua y oleaje de la zona. Poco más tarde la popa del barco se hundía en el océano. El 6 de julio el American Star era declarado siniestro total.
No faltaron rumores sobre el suceso. Algunos afirman que el remolcador soltó las amarras apropósito, para posteriormente abandonar el lugar, como efectivamente hizo, o que todo estaba planeado por la empresa tailandesa, ya que era más fácil viajar hacia Oriente atravesando el canal de Suez, en lugar de rodear África, lo que habría ahorrado mucho tiempo y eludido la estación tormentosa en los mares australes; incluso se afirmó que Chaophraya habría comprado el barco para beneficiarse del naufragio.
Lo que dejó a Fuerteventura
Los días posteriores al naufragio fueron de una inusitada actividad en relación al desvalijamiento del barco. Un restaurante hoy ya cerrado en Puerto del Rosario, El Naufragio, tenía en su decoración muchas piezas rescatadas del barco. Otras se subastaron. El resto andan por la isla, dentro de casas particulares
Meses después, ese mismo verano de 1994 y debido al oleaje y el mal estado del barco, su casco se partió en dos. La imagen era inquietantemente parecida a la del Titanic y duró mucho tiempo, disponible para cualquier turista: la parte de popa del barco tardó dos años en hundirse. La parte de proa permaneció visible hasta 2007.
La imagen del barco en la playa se convirtió en una escena fantasmagórica, un gancho que aparecía en todas las guías de la isla. El barco se mantuvo durante años increíblemente firme pese al oleaje, dado que estaba varado en un banco de arena. En días de oleaje, el agua se introducía en su casco y salía escupida por las ventanas de la otra cara, como si fuese una ballena respirando.
Hoy, el mar ya se lo ha tragado, pero si alguien va a la playa de Garcey tendrá la oportunidad de ver pequeños restos del barco en horas de marea baja.