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Adicción, daño cerebral y cáncer: el lado oscuro del vapeo

El consumo de tabaco, en todas sus formas, ha crecido de forma exponencial entre los jóvenes de 18 a 24 años

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
  • Jorge Siverio

     

    El vapeo se ha vuelto una moda y los cigarrillos electrónicos se están extendiendo a una velocidad de vértigo. Para muchos jóvenes, vapear es una moda. Pero, aún, desconocen las irreversibles consecuencias que trae en el largo plazo. El uso de cachimbas y vapeadores puede generar lesiones estructurales en las células, los tejidos y los órganos de consumidores activos y pasivos, pero también pueden llegar a ocasionar la muerte. 

     

    La neumóloga por el Hospital Universitario de Canarias (HUC), María del Carmen Rodríguez, explica para TIEMPO DE CANARIAS que "aunque los vapeadores son a menudo percibidos como una alternativa más segura al tabaco tradicional, no están exentos de riesgos. Los cigarrillos electrónicos pueden contener sustancias tóxicas y su uso puede conducir a la adicción a la nicotina, además de ser una puerta de entrada al tabaquismo convencional".

     

    Existe una gran cantidad de aromas disponibles en el mercado. "Muchos de ellos pueden dañar los pulmones y provocar bronquiolitis obliterante, una enfermedad que afecta a las vías respiratorias más pequeñas de los pulmones, lo que puede desarrollar tos y dificultad para respirar", señala Rodríguez, a la vez que indica que aparte de la nicotina, a estos "dispositivos se les añaden otros productos, algunos comprados por internet donde proliferan las webs que ofrecen supuesta información y comparativas" de los distintos artículos que van saliendo.

     

    A los neumólogos no les está resultando fácil contrarrestar con pedagogía la apabullante presencia del vapeador. El consumo de tabaco, en todas sus formas, ha crecido entre los jóvenes españoles de 18 a 24 años, y en gran parte se ha debido a la normalización de su uso que se hace en las redes sociales. Sin embargo, no parece que se haya llegado al límite, y Rodríguez espera que ante la falta de información que existe y la alta popularidad del cigarrillo se produzca un "importante crecimiento de enfermedades respiratorias en los próximos años".

     

    Es fáciles verlos vapear en grupo. Cerca de un instituto, de cinco chicos que acaban de salir de clase, tres lo hacen. Cuentan que lo pueden dejar cuando quieran, que no es tabaco y que comprando por internet los cartuchos te ahorras dinero, pero la realidad es bien distinta, aunque ellos no lo sepan aún. "El consumo de tabaco está vinculado a varios tipos de cánceres, incluyendo los de boca, garganta, esófago, páncreas, vejiga y riñón, entre otros", señala la doctora, que apuesta porque dejar de fumar "es una de las decisiones más importantes que una persona puede tomar para reducir su riesgo, y, más aún, cuando son jóvenes".

     

    Otro de los factores que ha permitido que los cigarrillos electrónicos tengan tanto éxito es que en un comienzo se comercializaban como dispositivos que ayudan a dejar el tabaco, pues hay dispositivos que contienen nicotina o que directamente lo que hacen es calentar el tabaco para su consumo, y así, poco a poco, dejar la adicción a la nicotina. Sin embargo, María del Carmen Rodríguez asegura que "no hay ninguna evidencia de que estos utensilios sean útiles para el abandono del tabaco y la experiencia observada en algunos países muestra que los ciudadanos se convierten en fumadores habituales", tanto del dispositivo electrónico como del cigarrillo convencional.

     

     

    Un humo con detalles por descubrir

     

    Se sabe mucho de las más de 7.000 sustancias químicas y tóxicos que componen el humo tradicional, pero aún queda por descubrir casi todo de los vapeadores. Los científicos llevan desde la década de los 50 realizando estudios epidemiológicos sobre el cigarrillo convencional, mientras que el electrónico lleva comercializándose poco más de 20 años.

     

    "Nos queda aproximadamente una década para conocer exactamente los daños generados por el vapeador. No solo en los pulmones, sino en todo el organismo", explica Rodríguez. A pesar de este retraso en la investigación, ya se tiene el suficiente conocimiento para afirmar que las sustancias que contienen estos dispositivos resultan tóxicas para las vías respiratorias y para el sistema cardiovascular, que provoca daño aún mayor en jóvenes y adolescentes. 

     

    Por otro lado, estos vapeadores también tienen una parte "oscura" en su etiquetado, que hasta la fecha es "bastante laxo". "Hay diferencias sustanciales entre lo que dicen tener y lo que realmente tienen. Un estudio de 2015 que analizó el contenido de los cigarrillos electrónicos en varios países mostró que algunos de los catalogados como sin nicotina sí la contenían aunque en pequeñas cantidades", concluye la experta.

     

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