El gobierno aprobaría la semana que viene el decreto del 0.2 en la tasa de alcoholemia
El 49,4% de las muertes de conductores en 2021 se detectó presencia de alcohol, drogas o psicofármacos, aisladamente o en combinación
La próxima semana se llevará al congreso de los diputados el Real Decreto con el que el gobierno de España pretende reducir la tasa de alcoholemia sancionable en el estado. En este sentido se quiere reducir la tasa de alcohol permitida a 0,2 gramos por litro de sangre.
El alcohol es uno de los factores más frecuentes en los accidentes de tráfico; el 49,4% de las muertes de conductores en accidentes de tráfico en carretera en 2021 se detectó presencia de alcohol, drogas o psicofármacos, aisladamente o en combinación.
De esta forma este nuevo decreto pretende rebajar aún más la tasa y pasar por encima de países de nuestro entorno.
Según un cálculo del Real Automóvil Club de España, la tasa de 0,2 gramos por litro de sangre se puede alcanzar, tanto para hombres como para mujeres, de entre 70 y 90 kilos de peso, con un tercio de cerveza, 100 ml de vino o cava o una copa de 70 ml de vermú. Actualmente, la tasa es de 0,5 gramos por litro (0,3 para conductores noveles) lo que supone aproximadamente el doble de estas cantidades.
La cosa se complica para las mujeres. Según el cuadrante de la DGT, una mujer de entre 50 y 70 kilos no podría tomarse un tercio, que le daría entre un 0,34 y un 0,48 de alcohol en sangre. El vino y el vermú también se le quedarían por encima, al dar entre 0,25 y 0,34. El chupito está al límite, pues tirando por lo bajo da un 0,2% de alcohol en sangre. Una copa ya es impensable, pues duplicaría la tasa permitida, situándose entre los 0,39 y los 0,55.
Un metaanálisis de la Universidad de Toronto de 2013 revisó todos los estudios publicados sobre el tema hasta la fecha. Y concluyó que el consumo de alcohol afectaba a todos los conductores. “Variables como la edad, el sexo, la destreza al volante y la tolerancia tienen un impacto limitado”, señalaba.
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Los factores más determinantes fueron la tasa de alcoholemia y la complejidad de la tarea de conducción. Vamos, que lo importante no es tanto si el conductor es bueno, como si la carretera es mala. Aun así, que no sean factores determinantes no significa que no existan. El peso, la composición corporal y la edad influyen en la capacidad del cuerpo para asimilar una bebida alcohólica. A medida que envejecemos, perdemos la capacidad de asimilar el alcohol, un proceso que se precipita a partir de los 65 años. Y cuanto más pesemos, como se ve en la tabla de la DGT, menos nos afecta el alcohol.
¿Cuándo se empiezan a notar los efectos del alcohol?
Al dar el primer trago a una caña o una copa, el alcohol se absorbe en el aparato digestivo, sobre todo en el intestino delgado, desde donde pasa a la sangre a los cinco minutos, alcanzando la mayor concentración entre 30 y 90 minutos después. La velocidad de absorción se puede modificar por distintos factores. Por ejemplo, esa primera caña se absorbe más rápido, sobre todo si no es caña, sino copa de alcohol destilado. El hecho de estar más habituado al alcohol y tener más tolerancia no ayuda a retrasar su absorción, sino todo lo contrario. Pero por otro lado, haber comido antes sí que retrasa su absorción.
¿Cómo afecta a nuestros reflejos?
La mayoría de estudios sobre el alcohol en la carretera han analizado los reflejos motores y aspectos físicos, pero queda mucho por determinar en relación con los aspectos más emocionales del comportamiento. “Es muy importante distinguir esas dos cosas” explica en conversación telefónica Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología en la Universidad Autónoma de Barcelona. “Una cosa son los reflejos físicos. Y otra cosa es la parte emocional y mental. El alcohol te hace sentir que puedes más de lo que realmente puedes”.
Su consumo produce un marcado deterioro de las funciones cognitivas y psicofísicas, pero la persona afectada no suele ser consciente de estos cambios; ya que la intoxicación provoca una sensación subjetiva de mayor seguridad en sí mismo. Bajo los efectos del alcohol son frecuentes las reacciones de euforia, agresividad, conductas temerarias y violentas. Y aquí juega un papel importante la personalidad del conductor, si de entrada es una persona más o menos prudente. En cualquier caso, explica el experto, ”cuando has bebido nunca sabes cómo se han mermado tus reflejos porque tu cerebro te engaña, se engaña a sí mismo”.