“El incendio ha llegado a comportarse como uno de sexta generación”
Se trata de fuegos con vida propia, “monstruos incontrolables producto del cambio climático contra el que solamente cabe la prevención”
La situación del incendio de Tenerife sigue complicándose por momentos, a la dificultad orográfica, unido a las condiciones meteorológicas, hay que sumarle un fenómeno nuevo que ya está siendo estudiado en desastres de este tipo: los incendios de sexta generación.
En este sentido en la rueda de prensa de esta mañana el Jefe Técnico de Riesgo Forestal del Cabildo de Tenerife afirmaba que el Incendio Forestal de Tenerife “está fuera de capacidad de extinción y en algunos casos se ha comportado como un incendio de sexta generación”
¿Pero que es un incendio de sexta generación”
Se trata, cómo dicen los expertos, de Un “monstruo”, un “ente con alma”, una “nube de fuego” con “vida propia”.
En un incendio de estas características “se pierde ya no solamente la capacidad de extinción, con llamas de más de tres metros de altura, de temperaturas inasumibles, donde los aviones ya no me sirven para nada y donde lo único que se puede hacer son cortafuegos, quemar combustible para ponerle barreras y que cuando llegue no tenga nada que quemar”, afirmaba Cristina Montiel para el diario.es. Montiel dirige desde 1997 el Grupo de Investigación 'Geografía, Política y Socioeconomía Forestal' en la Universidad Complutense de Madrid.
“Es como la guerra. Cuando en una zona se llega a un incendio de sexta generación, estás perdido, porque el fuego acaba de convertirse en un ente con alma. Se ha convertido en una cosa, un monstruo que va por libre y el incendio va a desarrollar su propia atmósfera”, señala. “El fuego va a generar lo que llamamos procesos convectivos, donde nos olvidamos ya del viento, del relieve, de la vegetación. Es un torbellino que va a desarrollar un proceso de convección que va a dar lugar a lo que llamamos pirocúmulo”.
"El incendio no lo vas a poder contener. Lo único que puedes hacer es tratar de dirigirlo hacia donde menos daño pueda hacer, y que cambien las condiciones meteorológicas, porque el incendio solamente se consigue apagar así. La sexta generación tiene que ver con el abandono de la gestión y con el cambio climático”, explica Montiel.
¿Cuáles son las cinco generaciones precedentes?
Desde que a mediados del siglo XX se produjera un éxodo rural en muchas partes del mundo y se abandonaran los usos agrícolas, los incendios han ido evolucionando.
Primera generación: Los fuegos ganan velocidad en zonas de cultivo que ya no se estaban utilizando.
Segunda: La vegetación empieza a recolonizar esas antiguas tierras de cultivo, pero esa nueva masa forestal se abandona. Con estos incendios se observa que cada vez hay más masa de vegetación continua por la que el fuego puede propagarse rápidamente. Surgen entonces las primeras medidas contra incendios: los cortafuegos.
Tercera: Surge una dicotomía paisajística. La población se concentra en las zonas metropolitanas mientras que el campo se vacía. Esto hace que los incendios ganen intensidad y consuman toda la masa forestal en la que se inician. Los dispositivos contra el fuego también crecen.
Cuarta: En los años 90 se produce un boom de la segunda residencia en lugares de campo en países como España. Son urbanizaciones en mitad del bosque o el campo en las que viven personas que no hace uso del campo. Son incendios muy voraces y peligrosos.
Quinta: Se producen cuando hay, además, una simultaneidad. Varios incendios se desatan a la vez lo que producen el colapso de los servicios.
Y de ahí se llega a la sexta, en la que el cambio climático ha creado las condiciones propicias para desencadenar el fuego y contra el que es imposible luchar. Solo se puede llevar a cabo una estrategia defensiva, es decir, establecer prioridades y decidir qué se quiere salvar.
La única forma de combatirlo, señalan los expertos, es la prevención.