Juanito El Cojo, memoria popular de Puerto del Rosario
Su presencia en las calles de Puerto del Rosario a lo largo de la segunda mitad del siglo XX dejó una huella imborrable en la memoria colectiva
Juan Rodríguez Curbelo, más conocido como Juanito El Cojo, fue una de esas figuras entrañables que forman parte del alma de un pueblo. Su presencia en las calles de Puerto del Rosario a lo largo de la segunda mitad del siglo XX dejó una huella imborrable en la memoria colectiva. Se sabe que nació en Gran Canaria en 1918 y que, en la década de los cuarenta, llegó a Puerto Cabras (hoy Puerto del Rosario). Con su inseparable bastón, arrastrando una pierna, su boina calada hasta las orejas y su sonrisa fácil, Juanito se convirtió en un personaje querido por todos.
Amante de la fiesta y de carácter afable, se ganaba la vida limpiando pescado en la marea o haciendo pequeños trabajos de latonero. Sin embargo, lo que lo hacía inolvidable no era su oficio, sino su forma de ser. Su risa, sus paseos por el centro de la ciudad, su voz grave canturreando con su vieja guitarra y su icónica frase "Maruca de mi vida, Maruca de mi corazón", dedicada sin distinción a todas las mujeres que pasaban a su lado, lo convirtieron en parte del paisaje humano de Puerto del Rosario.
Los vecinos lo recuerdan como alguien que pertenecía a todos y a nadie. Dormía en un pequeño cuarto en el barrio del Charco, que le habían cedido, y cuando llegaban las fiestas de la capital, los habitantes se ponían de acuerdo para bañarlo y vestirlo con ropa nueva, como un gesto de cariño hacia quien, de una manera u otra, formaba parte del pueblo.
La importancia de la memoria popular
Puerto del Rosario, como cualquier comunidad, se define no solo por sus edificios y calles, sino también por las personas que han dado vida a su historia. Recordar a personajes como Juanito El Cojo es una manera de preservar la identidad local, de no olvidar que el alma de un municipio está en sus gentes, en aquellos que, con su singularidad, han dejado una huella imborrable.
Las ciudades cambian, crecen y evolucionan, pero su esencia sigue viva en la memoria de sus habitantes. Puerto del Rosario tiene en su historia muchos personajes como Juanito, personas que, con sus peculiaridades, contribuyeron a hacer del municipio un lugar único. Mantener vivo su recuerdo es un acto de justicia y, al mismo tiempo, una forma de reconocer que la historia de un pueblo no solo se escribe con grandes acontecimientos, sino también con los gestos cotidianos y las historias de quienes lo habitan.
Un rincón para el recuerdo
Como testimonio de su legado, una calle lleva su nombre, y en 2015 su vivienda en el barrio del Charco fue rehabilitada y convertida en un espacio para el asociacionismo local. Aunque esto es solo una anécdota, refleja el cariño que aún hoy despierta Juanito El Cojo en la comunidad. Turistas y residentes que pasan por la placa conmemorativa en la calle que baja al frente marítimo se preguntan quién fue aquel hombre que aún pervive en la memoria de Puerto del Rosario. La respuesta está en el recuerdo de quienes lo conocieron y en la esencia misma de la ciudad, que sigue guardando un espacio para su historia.