La Casa Winter, misterio en el corazón de Fuerteventura
Una de las edificaciones más emblemáticas de la isla, entre el mito y la realidad
En pleno desierto de Jandía, al sur de Fuerteventura, se alza un caserón imponente que parece haber salido de las páginas de una novela de espionaje: la Casa Winter. Rodeada por un paisaje agreste de montañas y barrancos, y a pocos kilómetros de la solitaria playa de Cofete, esta enigmática mansión ha cautivado durante décadas a turistas y curiosos, no solo por su belleza arquitectónica, sino por las historias alrededor de los misterios que envuelven su origen y propósito.
Llegar a la Casa Winter ya es una aventura en sí misma. Aunque hoy en día se puede acceder en coche, el camino no es apto para conductores novatos: estrechos senderos de tierra que bordean acantilados y desafían al viajero con fuertes vientos del norte. Sin embargo, tras la travesía, el paisaje recompensa con creces: un majestuoso valle de forma semicircular que parece haber sido esculpido por la misma naturaleza para albergar esta villa singular.
Construida en piedra y hormigón, la Casa Winter cuenta con una torre de múltiples ventanas que ofrecen vistas panorámicas del océano y el vasto desierto. Su diseño, a la vez rústico y elegante, incluye un patio interior rodeado de estancias, un salón con chimenea y un balcón que mira hacia la inmensidad del Atlántico. Pero, más allá de su fachada, lo que realmente atrapa son las historias que se esconden entre sus muros.
Gustav Winter fue un destacado ingeniero alemán que desarrolló una sólida carrera en España. Es reconocido por liderar importantes proyectos energéticos en ciudades como Madrid, Valencia y Murcia. Además, tuvo un papel fundamental en la puesta en marcha de la CICER, la Compañía Insular Canaria Colonial de Electricidad y Riego, en Gran Canaria. Durante su estancia en el archipiélago, Winter descubrió Fuerteventura, quedando cautivado por su belleza, lo que lo llevó a establecer en la isla su residencia de verano.
Sin embargo, hay leyendas que sitúan su construcción durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el auspicio del régimen nazi y con el consentimiento de Francisco Franco. Una versión bastante inverosímil puesto que hay documentación que demuestra que la construcción de la Casa Winter fue posterior al fin de la contienda.
Según esta versión, la Casa Winter no era solo una casa de descanso, sino una base estratégica. La ubicación aislada de Cofete, su proximidad al mar y la existencia de grutas submarinas habrían permitido que submarinos alemanes llegaran hasta sus sótanos para abastecerse. Harto difícil en una costa con tan poca profundidad como la de Cofete. Las leyendas también hablan de salas secretas, veladas opulentas y hasta un retrato de Hitler presidiendo el salón, como si de una guarida de película de Indiana Jones se tratara.
El misterio sigue vivo. No hay pruebas concluyentes que confirmen su relación con los nazis, pero los detalles encontrados en el lugar —habitaciones tapiadas, infraestructura inusual y su ubicación estratégica— mantienen viva la intriga y la curiosidad para los aficionados al misterio. En el corazón de Cofete, entre montañas y playas desiertas, la Casa Winter se erige como un recordatorio de que el pasado, a menudo, guarda secretos que quizá nunca lleguemos a desvelar del todo.