La riqueza botánica de Fuerteventura

Fuerteventura, conocida por sus paisajes áridos y sus playas paradisíacas, esconde un tesoro poco conocido: su extraordinaria diversidad botánica. La isla alberga más de 500 especies de flora vascular, de las cuales más de 60 son endémicas de Canarias y unas 15 exclusivas de Fuerteventura. Este alto grado de endemicidad convierte a la isla en un lugar único para la biodiversidad, destacándose como un valioso laboratorio natural que contribuye a la conservación de especies en un planeta cada vez más afectado por la pérdida de hábitats.

Diversidad botánica y su distribución en Fuerteventura

La riqueza vegetal de Fuerteventura se distribuye en una variedad de hábitats adaptados a las duras condiciones climáticas de la isla. Desde zonas montañosas hasta saladares costeros, cada ecosistema cuenta con especies que no solo sobreviven, sino que prosperan en este entorno singular.

1. Matorral termófilo húmedo

Este tipo de vegetación se encuentra en áreas con un nivel de humedad algo mayor y se caracteriza por especies únicas, como:

Anís de Jandía: Una planta aromática con propiedades medicinales.

Cardo de Bourgeau (Cardo majorero): Una planta espinosa con floraciones vistosas.

Jorjao: Un arbusto característico de esta zona.

Margarita de Winter: Una flor que añade color a los paisajes de Jandía.

Garbancilla (Taboire de Jandía): Una pequeña leguminosa endémica.

Tajinaste azul de Jandía: Con su tonalidad azul, este tajinaste es un símbolo de la biodiversidad local.

2. Matorral termófilo seco

Predomina en las áreas más áridas de la isla y está compuesto por especies resistentes, como:

Acebuche: Un tipo de olivo silvestre.

Almácigo: Árbol típico de Canarias con frutos comestibles.

Cardo de Nogales (Cardo de Jandía): Similar al Cardo majorero pero adaptado a zonas más secas.

Lentisco: Un arbusto mediterráneo que aporta fragancia al paisaje.

Marmolán (Marmulano): Otro arbusto característico de esta comunidad vegetal.

3. Zonas de montaña baja: cardonal-tabaibal

Estas áreas son hogar de emblemáticas especies endémicas que forman el característico paisaje canario:

Cardón Canario y Cardón de Jandía: Grandes cactus que dominan visualmente la zona.

Col de Risco: Planta herbácea que destaca por su resistencia.

Cuernúa: Una planta que contribuye a la singularidad de la vegetación montañosa.

Matorrisco común (Lavanda): Una planta aromática que llena de fragancia el aire.

Salvia (Conservilla majorera): Especie con propiedades medicinales y uso tradicional.

Tabaiba amarga y Tabaiba dulce: Arbustos lechosos fundamentales del ecosistema.

Verode (Verol): Planta suculenta con un alto valor ecológico.

4. Barrancos y zonas húmedas

Aunque escasas, estas áreas albergan especies únicas como:

Palmera canaria: Icono de Canarias y fuente de biodiversidad.

Tarajal: Árbol típico que crece cerca de fuentes de agua.

5. Matorral nitrófilo árido

Especies adaptadas a suelos pobres y duros:

Algahuera y Aulaga: Arbustos de zonas áridas.

Espino: Conocido por su capacidad para prosperar en condiciones extremas.

Matabrusca carambilla (Mato) y Matamoro común: Arbustos típicos del matorral.

6. Zona halófila costera y saladar

En las zonas costeras y salinas crecen especies especializadas como:

Balancón: Resistente a la salinidad.

Cebollín estrellado de jable (Lirio): Una flor de belleza inigualable.

Chaparro canario y Lechetrezna de playa: Especies que decoran el litoral.

Lechuga de mar y Salado: Plantas adaptadas a ambientes salinos.

Siempreviva de Lobos (de saladar): Endemismo exclusivo de la región.

Taboire de arenas (Coeso) y Uva de mar común: Plantas que forman parte del ecosistema costero.

Fuerteventura: Un refugio natural para el futuro

La flora de Fuerteventura no solo representa un ejemplo de adaptación y resistencia en condiciones extremas, sino que también destaca por su importancia en el equilibrio ecológico del archipiélago y su valor como patrimonio natural. Los endemismos de la isla, desde el tajinaste azul de Jandía hasta la siempreviva de Lobos, subrayan la necesidad de proteger estos hábitats únicos frente a las amenazas del cambio climático y las actividades humanas.

Fuerteventura es, sin lugar a dudas, un tesoro botánico que merece ser conocido, apreciado y preservado.