Los orígenes del Carnaval en Fuerteventura
Una celebración que conecta pasado y presente
El Carnaval, una de las festividades más esperadas del año en Fuerteventura, tiene raíces que se pierden en el tiempo. Esta celebración, que hoy llena las calles de color, música y disfraces, conecta a la isla con tradiciones milenarias y revela cómo diferentes culturas y épocas han influido en su evolución.
Los orígenes del Carnaval no están completamente claros, pero se cree que surgió hace más de 5,000 años en civilizaciones como Sumeria, Egipto, Grecia y Roma. Estas culturas organizaban fiestas vinculadas al final de la cosecha, el equinoccio de primavera y la fertilidad. En ellas abundaban los disfraces, máscaras y excesos, una forma de honrar a dioses como Baco, Dionisio o Isis.
Con la llegada del cristianismo, estas festividades paganas se adaptaron para encajar en el calendario religioso. El Carnaval pasó a celebrarse antes de la Cuaresma, un periodo de 40 días de ayuno y abstinencia. La palabra "Carnaval" deriva del latín medieval carnelevarium, que significa "quitar la carne", reflejando la prohibición de consumirla durante ese tiempo.
La llegada del Carnaval a Fuerteventura
Fuerteventura incorporó el Carnaval tras la conquista franco-normanda en el siglo XV, aunque las primeras referencias documentales sobre su celebración en la isla datan de 1569. Durante ese año, se prohibió arrojar naranjas y limones, una práctica común en estas fiestas, como señal de respeto por la muerte del príncipe Carlos de Austria.
El Carnaval majorero tenía un carácter más modesto en comparación con las ostentosas celebraciones de otras islas del archipiélago. Mientras en Tenerife o Gran Canaria se organizaban bailes de máscaras en teatros y casinos, en Fuerteventura predominaban las fiestas privadas y las procesiones humildes por las calles de los pueblos.
Los disfraces han sido siempre un elemento central del Carnaval, y en Fuerteventura no fue diferente. Sin embargo, para los más humildes, los disfraces consistían en elementos sencillos como máscaras de cartón, pañuelos o cinturones a modo de bandoleras. Estas celebraciones también estaban reguladas: se prohibía usar vestiduras de sacerdotes o funcionarios públicos, y los enmascarados no podían portar armas.
En las familias más acomodadas, el Carnaval comenzaba antes, incluso desde Navidad, con bailes organizados en sus hogares como una forma de fortalecer relaciones sociales. Para los más desfavorecidos, las celebraciones se limitaban a cuatro días de cantos, bailes y festejos improvisados en las calles.
El impacto del franquismo y el resurgir del Carnaval
Durante la dictadura de Franco, los Carnavales fueron prohibidos, como en el resto de España, aunque en Fuerteventura, al igual que en otros lugares, las celebraciones persistieron de forma clandestina. Con la llegada de la democracia, en 1975, las fiestas de Carnestolendas resurgieron con fuerza, recuperando su lugar como una de las celebraciones más esperadas del año.
Hoy, el Carnaval en Fuerteventura no solo honra las tradiciones del pasado, sino que también ha evolucionado con actos únicos como los Arretrankos y los Achipencos, eventos llenos de creatividad y humor que reflejan el espíritu festivo de los majoreros.