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Las apañadas, el sentido

El proceso por el cual se realizan las apañadas apenas ha variado a lo largo del tiempo aunque en los últimos años sí se aprecian algunas variaciones en sus objetivos

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
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    “La apañada es la principal manifestación de trabajo colectivo de los ganaderos de la cabra de costa. Es el proceso por el cual los ganaderos juntan las cabras de una determinada zona de la costa, con el objetivo de poder controlar a quien pertenecía cada ganado —a través del marcado de las crías—, el ordeño de las cabras —para evitar posibles lesiones— y la recogida de algunos animales para la posterior obtención de los recursos que les podía aportar (carne, leche y sus derivados)” - La cabra de costa de Fuerteventura, una aproximación etnográfica-.

     

    En este sentido, y desde el punto de vista funcional, las apañadas se realizaban y se realizan con un sentido práctico para localizar el ganado e identificar a quién pertenece la añada nueva. Los animales están en un sistema totalmente extensivo y sin afección antrópica durante gran parte del año, sin embargo, en momentos de escasez se le aportan suplementos alimenticios y agua. Llegado el momento los ganaderos organizan la apañada para encontrar sus cabras, machos y descendencia.

     

    «Las apañadas se hacen porque el ganado que está en las costas no es de uno sólo, son de varios, y si las dejamos sin marcar ninguna, después a los dos o tres años, qué follón tenemos ¿de quién son las tuyas y cuáles son las mías? Entonces ansina marcándolas, las apañadas para marcarlas para cada uno saber las que... por las marcas sabemos las que son de uno y las que son de otro. Y para ordeñarlas, las que están cargadas de leche se las ordeña porque los baifos no les cogen las tetas o unas por un lado otras por otro.» (Vicente Hernández Santana, 1946, comisionado de Betancuria).

     

    Por tanto esta actuación comunal, como hemos visto en anteriores entradas, se ha de organizar en torno al colectivo y este en torno a una autoridad elegida por todos, el Comisionado, que tomará decisiones en relación a las posibles controversias en el reparto que genere el proceso.

     

    «Juntarnos en un sitio y juntar las cabras y llevarlas a la gambuesa y marcar y controlar cada uno lo de él, porque eso si no llevas un control pues no, si no controlas... Para controlar el ganado, para llevar siempre un controlaje y marcar a las crías para que se sepa el ganado, para que todos los ganaderos sepan cualas es de él y la que no es de él (...).» (Maximino Robaina Torres, 1937, ganadero y carnicero de Betancuria).

     

    Según explican Allende M. Gutiérrez Lima y Edgar A. Freivalds Trujillo en su fundamental obra La cabra de costa de Fuerteventura, una aproximación etnográfica, “el proceso por el cual se realizan las apañadas apenas ha variado a lo largo del tiempo aunque en los últimos años sí se aprecian algunas variaciones en sus objetivos, como que se ha detectado la pérdida de la recogida del ganado para su ordeño, algo que hemos apuntado con anterioridad”, máxime cuando el alejamiento de los majoreros de las labores del campo “ha llevado a un mayor descontrol de las reses”.

     

    «(...) eso era controlado, ya hoy no se controla tanto porque ya hoy hay mucho ganado que no, que la gente como terminaba de decir antes ya somos más viejos, a lo mejor se nos... vamos a apañar pero se nos... si hay doscientas cabezas a lo mejor no entran sino cincuenta porque las otras se nos van y así van quedando animales sin marcar y después... pero antes sí, antes pues habíamos gente y estábamos en el campo, estábamos entrenados sobre de eso, antes la cabras corrían pero nosotros también corríamos.» (Miguel Viera Torres, 1931, ganadero de Morro Jable).

     

     

    Otro de los factores que influyen en el sentido actual de las apañadas y su realización es que ya no hay tanta dependencia del ganado para la subsistencia, el modelo económico es diferente y aunque la fuerza de esta tradición sigue vigente, el aspecto fundamental de la misma pierde vigencia.

     

    De esta forma el criterio de organización temporal de las apañadas tenía establecido unos días fijos al mes para las mismas. “De esta manera no era necesario el nombramiento de la apañada, ya que todos los ganaderos de la zona ya conocían el día y el lugar en el que se iba a celebrar”.

     

    «Antes apañábamos todos los meses, todos los meses en cada municipio (...) aquí mismo en Las Salinas apañábamos todos los segundos domingos, en Jarugo el tercero, ya todo el mundo sabía el día que apañábamos en cada sitio, apañábamos siempre (...).» (Antonio Cabrera Morales, comisionado de Puerto del Rosario).

     

    Hoy día, por tanto, que la mayor parte de los ‘apañadores’ no dependan directamente de los ingresos obtenidos a través de la cabra de costa “conlleva a que tengan que compaginar esta actividad con otro trabajo. A causa de este factor y de que la cantidad de ‘apañadores’ es cada vez menor se ha tenido que flexibilizar el calendario de apañadas para facilitar una mayor asistencia y asegurar así su realización” (Allende M. Gutiérrez Lima y Edgar A. Freivalds Trujillo)

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