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Estrategia Eindhoven

Autora: Chiqui Castellano

Directora Ejecutiva del Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico.

En el mundo globalizado, ninguna región vive al margen de las grandes tendencias que incumben al planeta. Lo que suceda aquí y ahora de una manera u otra acaba afectando allí. Más del 60% de la población vivirá en ciudades, ciudades inteligentes, donde el gran desarrollo de la movilidad sostenible, la rehabilitación o construcción eficiente y ahorradora de energía y agua, será una realidad.

 

Debemos ser conscientes de que la situación actual llevará a nuestros jóvenes a trabajar lejos de su territorio. Por ello, debemos generar una oferta de empleo lo suficientemente rica y atractiva, como para que siga fijando población y atraiga el talento que vamos a necesitar en los próximos años. De la misma forma, sería deseable que en Canarias existiera una “unidad de inteligencia” formada por expertos en distintos campos, que fuera capaz de mirar a largo plazo y mantener los objetivos marcados con independencia de los cambios políticos.

 

La tendencia demográfica apunta un incremento de la población mundial, de 7.1 a 8 mil millones para 2030, pero esta buena noticia no repercutirá a Europa y tampoco a España, que según las previsiones de PWC en los próximos 20 años la población activa en España se reducirá un 4%, debido a la baja natalidad y el envejecimiento de la población, asimismo se reducirá la población ocupada y aumentará la población inactiva y parada. Por lo que alargar la edad de jubilación, medida que muchos países europeos ya están practicando, será necesario para acortar el gap entre los trabajadores necesarios y los disponibles.

 

El envejecimiento de la población es una realidad imparable, que afectará a todo el planeta, se prevé que la edad media suba de 28 a 37 años para 2050 y que la esperanza de vida aumentará, según las estimaciones de la ONU, en los países desarrollados será de 89 años y en los menos avanzados de 81 años.

 

El estudio desarrollado por Boston Consulting Group nos indica que, en breve nos encontraremos con una escasez de recursos humanos en las empresas. A esto debemos añadir, que los trabajadores no dispondrán de las habilidades necesarias para desempeñar los trabajos existentes. Por ello, las empresas tendrán el gran reto de desarrollar políticas de atracción de talentos, ofreciendo experiencias profesionales, formación continua para que las capacidades y las habilidades de sus trabajadores estén en todo momento adecuadas a los cambios que deberán afrontar las empresas y dotarles de las mejores oportunidades para adquirir a los mejores profesionales.

 

La creciente conectividad y digitalización, tendencia que no hará sino incrementarse en el futuro, fomenta que muchos de los empleados de esas empresas no están físicamente ubicados en el lugar de trabajo, por ello retener al mejor talento supondrá crear entornos atractivos, prestar mucha atención a los factores “soft” y desarrollar políticas de motivación para contar con el compromiso de los trabajadores.

 

La generación de nuestros hijos, que debe estar dispuesta para el empleo del mañana, tiene que estar preparada para trabajar en un mundo globalizado, en el que las personas, el capital, el comercio y la información se mueven en un flujo continuo, en todas las direcciones. Prepararse para un mercado de trabajo diferente, menos localizado y más conectado, más tecnológico y basado en proyectos. Ser conscientes y responsables de adquirir una formación continua a lo largo de la vida. Desarrollar competencias que van a ser claves y diferenciales: resiliencia, adaptación al cambio, resolución de problemas y generar redes de trabajo.

 

Nuestra comunidad no puede quedarse al margen de esta tendencia, la digitalización es la verdadera transformación de las empresas, si analizamos la competencia disruptiva de muchos negocios tradicionales, la música, la distribución, los medios de compunción, los viajes, vemos que dicha transformación ha venido por vía de la digitalización. Es más en otros sectores como la banca, la salud, la energía o la fabricación ya empiezan a transformarse en este sentido. Esta tendencia, tendrá grandes consecuencias en la economía, pero también ofrece muchas oportunidades para multitud de negocios dirigidos a servicios personalizados, domótica, tecnología para la autonomía, vida saludable, turismo, ocio y recreo, salud y farmacéuticos, accesibilidad, cosmética, productos financieros…

 

El papel de nuestro gobierno no consiste solamente en digitalizar su información y ofrecer servicios on-line, para ofrecérselos a unos ciudadanos cada vez más sofisticados que exigen recibir mejores servicios a un coste eficiente. Sino también de proveer las infraestructuras necesarias para que la población y las empresas puedan aprovechar todas las oportunidades. También deberá asegurar la educación en las habilidades necesarias para usar la tecnología así como en proteger los datos y la privacidad de los ciudadanos.

 

En este sentido, es muy interesante fijarse en lo que está haciendo la región de Eindhoven, para lograr la transformación de la región en una economía del conocimiento y de la alta tecnología. En 2011 obtuvo el título de “la comunidad más inteligente del mundo”. A través de una estrategia global, materializada en una alta sinergia entre las empresas, la universidad y el gobierno local, para el desarrollo de la región (la iniciativa Brainport) han desarrollado poco a poco, pero de forma constante, multitud de iniciativas para promover y fomentar una mayor oferta de cultura, ocio y comercio en el centro de la ciudad ej.: piscinas, museos, centros deportivos, salas de concierto, escuelas internacionales, sin perder de vista el carácter rural de la región, lo que ellos promocionan como “High Tech, High green, high cultura, con la finalidad de atraer y retener el talento joven en las especialidades que necesitan, tecnólogos y especialistas en tecnologías de la información.

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