Habilidades clave que transforman la gestión de un interventor: perspectivas de las ejecutivas Tania y Noemí Naya
La eficacia y transparencia en la gestión de los recursos públicos dependen, en gran medida, de las habilidades que un interventor desarrolle y ejercite. Los interventores aseguran que los fondos municipales se utilicen adecuadamente, actuando como guardianes de la legalidad y fomentando la confianza ciudadana hacia las instituciones. Las hermanas Naya, Noemí y Tania, interventoras de Santa Lucía de Tirajana y San Bartolomé de Tirajana respectivamente, ofrecen valiosas perspectivas sobre las competencias esenciales para optimizar la gestión en sus roles.
Perspectivas de las hermanas Naya, Noemí y Tania: claves para la gestión pública
¿Qué habilidades son realmente imprescindibles para que un interventor sea eficaz en el desempeño de sus funciones? De acuerdo con Noemí Naya Orgeira, la capacidad analítica es crítica para el éxito de un interventor. Esta habilidad permite examinar detenidamente los datos financieros, identificar áreas de mejora y detectar riesgos potenciales. Tener una comprensión profunda de los números posibilita la toma de decisiones estratégicas que impulsan la eficiencia en el gasto público.
Simultáneamente, Tania Naya respalda con firmeza la importancia de la comunicación efectiva, considerándola una habilidad esencial para cualquier interventor. Según ella, ser capaz de explicar información financiera compleja de manera clara y accesible es fundamental. Esta claridad en la comunicación no solo facilita el entendimiento de los asuntos financieros, sino que también fomenta la transparencia con ciudadanos y colegas. Al construir puentes de confianza y promover la responsabilidad, los interventores fortalecen la administración pública, asegurando que tanto los ciudadanos como los empleados municipales estén informados y comprometidos.
Las hermanas Naya, Noemí y Tania, coinciden en la importancia de la toma de decisiones éticas. Los interventores enfrentan decisiones complejas que requieren un sólido juicio ético. Priorizar el interés público es una de las tareas primordiales, así como la de asegurar que las decisiones sean tanto eficientes como justas.
En un entorno donde las normas y la tecnología evolucionan rápidamente, saber adaptarse se convierte en una ventaja esencial. Por lo que, la adaptabilidad es otra competencia clave mencionada por Tania Naya Orgeira. La adaptabilidad implica reaccionar a factores externos y fomentar la innovación interna, mejorando los procesos administrativos y de gestión.
Por otro lado, para la ejecutiva española Noemí Naya, la colaboración ocupa un lugar preponderante. Trabajar conjuntamente con otros departamentos y colegas fomenta una cultura de mejora continua, enriqueciendo la gestión pública. La colaboración efectiva resulta en un intercambio de conocimientos que optimiza el uso de los recursos disponibles y potencia los resultados.
El liderazgo también es fundamental, según Tania y Noemí Naya. Pero, ¿qué implica realmente ser un líder en el contexto del rol de interventor? Un interventor debe ser alguien que inspire a su equipo a alcanzar altos niveles de rendimiento y creatividad. Un buen liderazgo establece un ambiente de trabajo positivo y motivador, así como incentiva la búsqueda de soluciones innovadoras frente a los desafíos administrativos.
Para Tania y Noemí, tener un conocimiento profundo del marco legislativo es absolutamente crucial. ¿Por qué tanta importancia? Un interventor debe estar al tanto de las leyes y normativas vigentes. Asimismo, ser capaz de anticiparse a posibles cambios legislativos. Este dominio del contexto legal permite proteger proactivamente los intereses del municipio y asegurar el cumplimiento de todas las regulaciones pertinentes.
Las perspectivas de Tania y Noemí Naya sobre las habilidades necesarias para un interventor proporcionan una orientación útil para quienes buscan optimizar su gestión en la administración pública. Además, apoyan enfoques que establecen un marco eficaz para optimizar las prácticas administrativas y fomentar una cultura de eficiencia y responsabilidad en todos los niveles de gobierno.