La estulticia de Monedero
El problema no es que Juan Carlos Monederos, polítologo y líder del españolismo de Podemos, venga a Canarias a ilustrarnos sobre lo que los pobres e ignorantes canarios hemos hecho con nuestro sistema electoral. El problema es que se le haga caso. Ver a los sectarios de Podemos babeando y repitiendo lo que ha dicho su “Dios” es normal. Lo anormal es que no haya diputados canarios que no le hayan contestado, porque el desconocimiento demostrado por el líder “podemita” madrileño es supino. Tratar a Canarias como un territorio contínuo (al modo y manera peninsular) demuestra que no sabe lo que es la doble insularidad, la lejanía y los problemas de sinergias económicos que se producen en un archipiélago. No voy a decir que viniera Monedero como hace 500 años llegaran Guardarfía y su gente tras el desembarco normando de Jean de Betancort, en nombre de la sacrosanta monarquía española, por las playas de Afe, en Papagayo, pero se le parece por los aires conquistadores. Que este señor haya dicho que nuestro sistema electoral es un sistema franquista y que defiende el caciquismo, además de antidemocrático, con esa estulticia que ya Jorge Luis Borges decía de los castellanos por decir con poderío verbal cualquier vaguedad por ridícula que fuera, significa que en Canarias todavía no nos hemos despojado del complejo de inferioridad que tanto daño ha hecho en el progreso de nuestras islas.
Romper la triple paridad
Monedero vino a Canarias a justificar lo bueno que sería para Gran Canaria y Tenerife romper el sistema electoral de la triple paridad. Un sistema que con sus errores y aciertos -como casi todos los sistemas electorales-, ha servido para frenar o achicar la brecha diferencial existente de siempre entre islas más pobladas y menos pobladas, en favor de las primeras. Es evidente que un herreño defenderá mejor los intereses de su isla que un señor de Gran Canaria, por pura lógica. Porque conoce mejor sus problemas, porque le afectan directamente, porque tiene la presión de sus votantes o porque le interesa resolver. Y eso no es insularismo batatario como ha querido vendernos el señor Monedero. Eso es reflejar la realidad geográfica de Canarias, un archipiélago con siete islas pobladas, más La Graciosa. Esa descalificación total de nuestro sistema señalando que no se cambia porque le beneficia a ciertos partidos de corte nacionalista. Lo que realmente ocurre es lo contrario. Que como Podemos tiene su fuerza en las islas “grandullonas”, lo que quiere es premiar a esas islas en detrimento de la menos pobladas, que son las que necesitan un sistema que les prime para evitar que cada vez las diferencias sean mayores. Es un sistema corrector del poder natural de las más pobladas. Asi lo entedieron hombres como el palmero Acenk Galvan o lanzaroteños como Rafael Stinga.; hombres con altura de miras que supieron luchar por los intereses de los más débiles. Medidas iguales para iguales, pero medidas desiguales para los desiguales. En fin, que da un poco de grima ver desde las islas menos pobladas la poca reacción de nuestros parlamentarios, muchos de ellos simplemente acomplejados, por no decir palabras más ofensivas cuando nos viene un “peninsulini enterado” a darnos lecciones de democracia. Precisamente, un señor que presume de haber asesorado políticamente al régimen dictactorial en las formas y maneras de Hugo Chávez. Aquí estaremos atentos a los “traidores”, muy atentos.