Planes de empleo, voto cautivo y rotura del tejido productivo

Durante la pandemia, y con todo el sentido del mundo, las instituciones de Fuerteventura fueron generando planes de empleo donde muchos ciudadanos de la isla accedían a una especie de salvación desde lo público para generar cierta confianza entre desempleados, con muchos aplausos porque si es cierto que son esas las políticas publicas a realizar cuando la cosa se torna complicada.

Pero las virtudes se vuelven vicios, y si no que le pregunten a los romanos antes de la caída del imperio, o a Darht Vather… bueno, no ese es otro cuento.

Ahora resulta que a todas las instituciones insulares les ha dado por generar planes de empleo “a tuti plen”. Treinta por aquí, treinta por allá, hasta casi llegar a mil personas con presupuestos por encima de los seis millones de euros en un lado, dos millones en otro, 1.5 en otro…., viva el vino¡, viva el empleo de calidad….

En esta guisa está moviendo el empleo insular, con quien presume de que “mejoramos en los números cuando, el otro día un jefe de estudios de un instituto de la capital me decía que los adolescentes le explicaban que para ellos su futuro podría ser ideal si fueran enganchando planes de empleo, cobrar el paro y con partidas interminables del Fornite (videojuego) hasta las tantas de la mañana.

Y esto de anestesiar al personal desde las instituciones no estaría tan mal si nos administraran una dosis del SOMA de Aldoux Husley en un Mundo Feliz, en plan planes de empleo y algo de droga para paliar esas noches de adicción a los videojuegos… o son los planes de empleo el SOMA, o los videojuegos… en fin que nada…. que todos paraos con nuevos letargos que nos adormecen.

Y esto de anestesiar al personal no estaría tan mal si no fuera porque desde las instituciones se están cargando en Fuerteventura el tejido laboral, donde nadie ve con buenos ojos trabajar ocho horas, “normal, como lo van a ver…. mejor encadenar el paro, con planes de empleo con partidas al Fornite”, nos afirma un aventajado observador de la cotidianidad majoriensis.

Vivimos en mundos extraños, donde los autónomos no reconocen a sus hijos, donde los políticos viven sobrepasados por el ansia del gobierno, donde los jóvenes no encuentran alternativas al aletargamiento existencial de ir a un plan de empleo o ir a poner cañas en El Castillo.

Otro amigo no encuentra operarios para hacer pérgolas en Corralejo, otro no es capaz de cumplir una contrata en una obra en Morro Jable… “no hay como hacerlo, están todos hibernando en un plan de empleo del Cabildo o del Ayuntamiento, creo que son unos 1.300”… alguien pensará que son los votos que le faltan para la sillita. Mientras los demás seguimos pensando si levantarnos mañana de nuevo a seguir o comprar algo de gasolina para la pira.