¿Lobos o borregos?
Beatriz Ramírez Aristu
Miembro del Foro CATPE Transito de Canarias hacia la Sociedad del Conocimiento.
¿Lobos o borregos?
Si Fuerteventura fuese un personaje de una historia de ficción, para mí sería una hechicera.
Atravesar su territorio todavía desierto en gran medida, provoca que uno “conecte” consigo mismo y con el entorno. En gran parte de la isla aún podemos disfrutar de un paraje completamente limpio de construcciones y si estando de pie giramos 360º, nuestros ojos verán tierra, piedras, arena, algo de vegetación, montañas de escasa altura que salpican el paisaje y cerca de la costa, una fiesta de azules y verdes que nos separan del resto del mundo. En esos espacios, el silencio o el paso de los Alisios y el batir del mar son los sonidos que nos llegarán a través de los oídos: todo un espectáculo para los sentidos.
Muchos buscamos precisamente esto para descansar, cargar pilas o reconectar. Salir de la acción, las prisas o el ruido y durante un tiempo, cambiar de entorno, nos relaja y nos proporciona las condiciones que nos ayudan a inspirarnos, revisar nuestros proyectos de vida o ser más creativos. Parece sencillo ¿no?
Imaginen ahora que en esa búsqueda, además van a visitar Lobos, un islote protegido calificado como Parque Natural, que se halla a 1,7 millas náuticas (3 kilómetros) del puerto de Corralejo y cuyo acceso está regulado con el fin de proteger su entorno.
Al llegar se encuentran otros barcos que desde que salen del puerto de Corralejo hasta que llegan a Lobos amenizan con música a sus tripulaciones, lanchas-taxi entrando y saliendo de la isla para dejar y recoger a sus pasajeros, bañistas sorteando los botes auxiliares que acercan a los pasajeros desde sus barcos hasta la costa o barcos de la compañía acreditada para realizar este servicio de transporte marítimo que llegan al puertito a recoger o desembarcar a sus pasajeros. Y todo esto en el mes de junio.
Esta semana, concretamente el martes día 5, publican los periódicos que Fuerteventura ha impuesto una ecotasa de dos euros para gravar la visita del islote de Lobos. Esta ecotasa irá destinada a la gestión del parque natural. Además, avanza el artículo que el nuevo texto del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) aumenta la “capacidad de carga” de 200 a 704 visitantes diarios simultáneos. El presidente del Cabildo Insular, don Marcial Morales, explica que hay que regular el descontrol que se había apoderado del islote por la masiva presencia de visitantes sobre todo en los meses de verano, llegando a coincidir a la vez miles de visitantes, por la presencia de embarcaciones que transportan turistas de manera irregular y por el fondeo incontrolado de barcos en la zona del Puertito.
Reconoce además el Presidente insular la necesidad de ordenar la gestión de Lobos para rentabilizar la isla desde el punto de vista turístico y económico ya que de estas visitas viven muchas familias vinculadas a las navieras que realizan la ruta o a los comercios situados en el entorno del muelle de Corralejo y las excursiones.
Y yo me pregunto si los criterios de “rentabilidad turística y económica” de los que habla el Presidente del Cabildo serán cuantitativos, me pregunto si será más cantidad de lo mismo: más barcos o más grandes, más visitantes, más servicios, más música, más distracciones, más basura.
¿Habrá diferencia significativa entre visitar Lobos o visitar cualquier playa de Ibiza en verano?
¿O por el contrario elegiremos sin complejos unos criterios cualitativos y de diferenciación gracias a los que pondremos al alcance del visitante responsable un entorno natural donde el sonido que escuche sea el de esos Alisios de los que hablaba antes, el de las aves que allí habitan (Lobos cuenta con la calificación de Zona Especial de Protección de Aves) o el del Atlántico rompiendo en sus costas? ¿Será un espacio donde el visitante extranjero pueda valorar ese paraje y hablar de él como una experiencia única que todavía existe?
¿Nos diferenciaremos del turismo de masas? ¿Visitar el islote nos hará sentirnos más como lobos de mar o como borregos?
