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La UD renace en Mestalla (2-3)

El equipo amarillo vence al Valencia en el estreno de Diego Martínez y, por fin, sepulta su mala racha de resultados

 

  • Redacción NoticiasFuerteventura
  • Tiempo de Canarias/Cristian O.

     

    La UD Las Palmas renace sobre el césped de Mestalla. El equipo amarillo impone su ley ante el Valencia CF y vuelve a sonreír después de 254 días de infortunio. Los de Diego Martínez, en el estreno del gallego al frente del banquillo, sepultan la racha de 23 partidos oficiales sin ganar y se suman con todo a la lucha por la permanencia en Primera División. Tras un terrorífico inicio que puso en ventaja a los de casa con un penalti transformado por Pepelu, los tantos de Álex Muñoz, Fábio Silva y Alberto Moleiro hicieron despertar al representativo. Tárrega acortó distancias en el descuento para un final de alta tensión, pero hoy era el día.

     

    Y la espera llegó a su fin. Cumplidos 12 días desde su llegada a Gran Canaria, Diego Martínez sacó sus mejores galas del armario para ponerse, por primera vez, al frente del banquillo de la UD Las Palmas, un equipo castigado anímicamente al que seis derrotas y tres empates condenaba a ocupar la última plaza de la tabla clasificatoria con solo tres puntos, a cinco de alcanzar las posiciones que dan derecho a permanecer un año más en Primera División. Ese era el escenario con el que había tenido que preparar su primera puesta en escena. Y por si las exigencias eran pocas, el rival de este lunes, además, era el más inmediato. Es decir, el más cercano en la clasificación. Último contra penúltimo. "¿No querían emociones? Pues aquí las tienen", debió pensar el guionista de una campaña que, por el momento, está dejando más tristezas que alegrías por el Archipiélago. 

     

    Para encarar este primer envite, el estratega gallego protagonizó hasta cuatro cambios con respecto a la última alineación de Luis Carrión como entrenador amarillo. Así, Cillesen; Viti, Álex Suárez, McKenna, Álex Muñoz, Essugo, Campaña, Kirian, Januzaj, Moleiro y Fábio Silva dieron forma a un once llamado, en primer lugar, a recuperar el estado anímico perdido en las últimas semanas, además de cortar la sangría de goles encajados (17) que convirtió a la UD en el segundo equipo más goleado de las primeras nueve jornadas de torneo. Sobre la pizarra, un 1-4-3-3, pero con la intención de "ser flexibles" e "ir modificando", tal y como confirmó en la previa, sobre el mismo césped, Raúl Espínola, segundo de Martínez. Todo ello antes de que el balón comenzara a rodar en el primer examen de una UD que pretende ser más "camaleónica" que nunca. 

     

    Sin embargo, lo cierto es que la Unión Deportiva saltó a Mestalla con una empanada monumental. Tan monumental que el Valencia estuvo a punto de hacer el 1-0 a los 15 segundos de partido, pero el remate de Sergi Canós a centro de Dani Gómez se marchó por encima del larguero. Sobre el papel, imagen muy timorata de un equipo con nuevos conceptos pero con los mismos miedos que le llevaron a ser incapaz de igualar siquiera su último encuentro ante un Celta de Vigo con nueve jugadores. Y eso, unido al afán de ganar de los de casa, generó un cóctel de terror que los de Diego Martínezno fueron capaces de digerir. Y no lo hicieron porque prácticamente sin tener la capacidad de salir de un embotellamiento sin igual en este arranque de competición, el cuadro che hizo el primero. Pepelu, con una sangre fría de manual, mandó al fondo de la red una pena máxima cometida por Campaña. 

     

    A raíz de ahí, más allá de mejorar, los errores no forzados de Las Palmas se fueron agravando, hasta el punto que otro fallo manifiesto de Campaña en la salida de balón estuvo a punto de suponer el segundo, aunque el remate de Pepelu, que salió muy centrado, acabó en córner previa intervención de Cillesen. No fue hasta el minuto 17 cuando los de Diego Martínez sacaron la cabeza por primera vez. Lo hicieron con una combinación en medio campo que acabó en las botas de Fábio Silva. El portugués, que arrancó en zancada, logró conectar con Moleiro, pero el '10', mucho más desapercibido que en duelos anteriores, no pudo ni rematar y la zaga local alejó el peligro sin aparentes problemas, los que sí continuó teniendo la zaga insular, que no encajó un nuevo tanto a renglón seguido gracias a una espectacular parada de Cillesen después de que Thierry entrara como Pedro por su casa por la derecha y empalara un potentísimo disparo que, desde la grada, se cantó como gol. 

     

    Y Las Palmas se desató

    Superada la media hora de partido, la UD pareció encontrar su sitio, dominando mucho más el control del juego y, sobre todo, creciendo a través de la posesión de balón, lo que le permitió acercarse más que nunca a los dominios de Mamardashvili. Primero fue con una peligrosa falta al borde del área que acabó estrellada en la barrera y, luego, con un potente zapatazo de Fábio Silva repelido por el portero georgiano tras un magnífico servicio de Januzaj, quien señaló el camino de la igualada. Porque fue la calidad del '24' la que abrió la puertas del empate. Con Rubén 'Pipo' Baraja desgañitándose en la banda ante la notoria superioridad de los amarillos en los minutos finales de la primera mitad, un fortísimo zapatazo del belga mal repelido por el arquero acabó muerto en el área y Álex Muñoz, cual delantero, mandó el balón al fondo de la red. Era lo que se demandaba. Un zarpazo en toda regla antes del descanso, un chute de ilusión para los fieles y un motivo para creer de los protagonistas.

     

    Tras la reanudación, un remate de exterior de Thierry dio la bienvenida a lo que se presentaba como 45 minutos frenéticos. Y el motivo no fue otro que la temprana respuesta de Las Palmas, de nuevo a través de las botas de Álex Muñoz. El lateral zurdo amarillo, en una nueva incursión ofensiva, empaló un fortísimo disparo directo a la escuadra que Mamardashvili mandó a córner con una espectacular estirada. Claramente insatisfecho por lo que se estaba viendo sobre el césped -de nuevo una UD dominadora-, Baraja preparó cambios inmediatos, pero antes de poder ejecutarlos, el equipo amarillo asestó un nuevo golpe directo a la mandíbula. Lo hizo cuando Januzaj, con un exquisito toque por encima de la defensa, conectó con Campaña para que el '8', previo control con el pecho, dejara solo, delante del portero, a Fábio Silva. Y el portugués, letal en la definición, hizo el segundo para los suyos.

     

    Con Mestalla convertido en una auténtica caldera, provocado por el enfado de los 42.453 espectadores con su equipo, 'Pipo' Baraja, ahora sí, movió piezas en el tablero, dando entrada a Diego López y André Almeida por Sergi Canós y Barrenechea. Sin embargo, lo que se encontró fue la oportunidad del tercero para los visitantes, pero Kirian, con todo de cara, mandó su volea a las nubes. A modo de reacción, Diego Martínez sacó del campo a Campaña para aportar más músculo al centro del campo, lo que le llevó a dar la alternativa a Javi Muñoz. A partir de ahí, el Valencia asumió el papel que le tocaba desempeñar: tomar el control del partido y, con más corazón que cabeza, luchar por un resultado positivo que apaciguara las aguas en la grada. Para intentarlo, comenzaron a sucederse las acometidas por banda mientras la UD se ponía el mono de trabajo. Por delante, más de media hora.

     

    Continuando con los movimientos de banquillo. Martínez abrió su segunda ventana de cambios: Marc Cardona y Oli McBurnie (dentro) por Adnan Januzaj y Fábio Silva (fuera). Por si fuera poco, fruto de la tensión en el verde -no hay que olvidar que se estaban enfrentando último contra penúltimo-, Pepelu perdió los papeles hasta el punto de agredir a Kirian después de una dura entrada de Marc Cardona a José Gayà, que acababa de volver a los terrenos de juego. Roja directa y Mestalla ardiendo en llamas. Con Las Palmas controlando el tempo del partido, comenzaron a caer objetos de la grada. Y cuando las revoluciones de los de casa alcanzaron su máximo, las de fuera se ralentizaron todo lo que la situación demandaba para, con mente fría, mantener la calma y llevar la cita a su terreno. Para evitarlo, Baraja metió a Javi Guerra y Foulquier por Dani Gómez y Thierry cuando Diego Martínez había ingresado a Herzog y Benito por Viti y Álex Muñoz. 

     

    Todas las cartas estaban encima de la mesa. Lo más parecido a una batalla en lo más parecido a una final que se pueda disputar en pleno mes de octubre. Con los nervios a flor de piel, Moleiro, en una decisión incomprensible, cedió el balón atrás cuando los únicos que estaban cerca eran Hugo Duro y Javi Guerra, pero ambos erraron ante la presencia de Cillesen, quien, contra todo pronóstico, pudo evitar el empate. Bronca monumental de Diego Martínez a Moleiro que, a modo de disculpas, lo que hizo fue anotar el tercero. Con el Valencia incapaz de sacar el balón jugado, la presión de la Unión Deportiva surtió efecto. Y McBurnie, completamente solo, no tuvo ningún tipo de problema para asistir al '10', que con el interior batió a Mamardashvili y generó no solo la mayor pitada de los últimos tiempos en Mestalla, sino el ansiado renacimiento de la UD Las Palmas. Tárrega acortó distancias, pero todo estaba decidido. 254 días después, Gran Canaria vuelve a sonreír. Ahora sí, el equipo tiene pulso. Ahora sí, luchar por la permanencia es un sueño muy real. 

     

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