Turquía se niega a recibir al portaviones con material radioactivo
El “tóxico barco” cruzaba aguas canarias, a escasos kilómetros de Fuerteventura como “Pedro por su casa”
Desde el pasado viernes anda deambulando por el corredor internacional existente entre dos de las mayores islas del Archipiélago como son Gran Canaria y Fuerteventura, y que ahora, como atestigua la agencia Efe, no consta cuál será su destino, dado que el país otomano, tampoco quiere saber nada de semejante problema medio ambiental.
ONGs de países como Bélgica y EE UU alertan de los residuos radiactivos que conserva la nave a través de la pintura de cadmio que pretendía proteger de dichas pruebas nucleares, por no hablar de las considerables toneladas de amianto que también siguen en el buque en cuestión, así como materiales pesados que, en la práctica, incumplen todo tipo de tratados anticontaminación en cuanto al transporte marítimo, adelanta Diario de Avisos.
Según se comprueba en el sistema de tránsito marítimo AIS (que ayer detallaba cómo el buque, arrastrado por un remolcador de bandera holandesa llamado ALP Centre, navegaba ayer todavía cerca de Lanzarote), el destino oficial de tan controvertida embarcación era el puerto turco de Aliaga, pero dicho país ha anulado el permiso otrora otorgado para que el portaaviones brasileño Sao Paulo sea desguazado en unos astilleros turcos al no recibir los preceptivos informes sobre la presencia de materiales tóxicos, informó el Gobierno turco. “Se ha tomado la decisión de cancelar el permiso condicional otorgado al buque NAE Sao Paulo. En virtud de esta decisión no se dará permiso para que entre en aguas turcas”, indica un comunicado difundido por el ministro de Medio Ambiente turco, Murat Kurum.
Indefensión en Canarias
Fuentes gubernamentales reconocieron ayer a Diario de Avisos que las autoridades españolas, atadas de pies y manos porque las aguas canarias siguen desprotegidas sin contar con la protección propia de un estado dadas las reglas fijadas a este respecto por la Convención de Montego Bay (Jamaica) celebrada en 1982 y que entró en vigor un decenio después.
Eso sí, la monitorización del paso del viejo portaviones francés revendido a Brasil y hoy fuera de uso que surca este fin de semana las aguas canarias remolcado por un buque de bandera holandesa contratado a tal efecto y que incumple cualquier norma medio ambiental sobre transporte marítimo internacional es constante por las autoridades portuarias españolas en Canarias, por mucho que poco consuelo suponga en caso de que tengo lugar incidente alguno.
Lo que resulta evidente es que el buque sigue rumbo hacia el Mar Mediterráneo, y fuentes no oficiales apuntan a la Isla griega de Kios. Eso, si no se cumple antes la normativa internacional al respecto, claro está.
El transporte del barco desafía ahora una orden judicial del Tribunal del Distrito Federal de Brasil y, según múltiples grupos de activistas, se ha exportado violando el Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación, así como el Convenio de Barcelona para la Protección del Medio Marino y la Región Costera del Mediterráneo.
Según las organizaciones ecologistas, el movimiento del São Paulo de Brasil a Turquía también es ilegal, ya que incumple el Protocolo de Izmir de 1996 sobre movimientos transfronterizos de residuos peligrosos y el Convenio de Barcelona, que no permite la entrada de estos residuos en el mar Mediterráneo a menos que se destinen a un país de la UE para su reciclaje o eliminación.
La exportación del barco también incumple el Convenio de Basilea, ya que Brasil no reconoció el Protocolo de Izmir, que impone una prohibición a Turquía y no notificó ni recibió el consentimiento de los posibles estados que encontrará durante su viaje, estos son, España, Marruecos y Reino Unido (por el Estrecho de Gibraltar). Además, las ONG afirman que se sospecha que el IHM (inventario de materiales peligrosos) está subestimado.