Retirar machos para mejorar la raza, suelta y fin de la apañada
La apañada termina con la suelta, pero algunos machos son retirados o castrados cuando no vienen de una buena línea genética
Con el fin de la apañada, tras marcar al nuevo ganado, se aprovecha para tratar de mejorar la especie retirando a los machos menos dotados genéticamente. Muchos son castrados, que posteriormente se usarán para el consumo de carne. En este sentido Allende y Edgar en su extraordinaria obra La Cabra de Costa de Fuerteventura avanzan que “las apañadas también se aprovechan para retirar algunos machos o para caparlos con el objetivo de cuidar la raza del ganado y aumentar la calidad de la carne del macho. Normalmente, los machos que se dejan en la costa son aquellos de colores más llamativos para poder divisarlos desde la distancia”.
«(...) todavía hoy, si hay alguno que no lo quieras para raza se capa. Bueno por lo menos no, no te echaba a perder la raza si era un macho de una cabra que era de poca leche, que le decíamos nosotros que era ruin porque daba poca leche y tal. Pues eso no lo dejábamos para que echara hijos, lo eliminábamos, lo capábamos ¿no?» (Miguel Viera Torres, 1931, ganadero de Morro Jable).
«Con los machos que se van a quitar, recogerlos. Y los machos a veces, cuando hay unas épocas, cuando hay mucho macho, ahora ya hay poco, se capa ¿sabes? Se capan, cuando hay mucho macho estropean las cabras, cuando hay mucho macho, porque mucho macho estropea las cabras y el macho caliente no se puede matar, eso se coge y se capa y tienes después una gran carne, la mejor carne que puede haber, la más sana, la más natural porque eso no tiene química de ninguna clase como un animal de costa. El macho capado tiene unas ventajas tremendas (…) Un macho caliente no lo puedes matar, si yo te vendo a ti un kilo de macho caliente no me compras más, te saca tufo la comida, te saca tufo en el puchero. (…) no puedes matar un macho cuando está hembrado porque entonces se te echa fuera del caldero, esas cosas es como todo. Yo ciertas cosas no te puedo decir pero de ganadería…, mi vida la he echado ahí y de carnicero llevo también cincuenta años.» (Maximino Robaina Torres, 1937, ganadero y carnicero de Betancuria).
Suelta y fin
Cuando se ha terminado todas las tareas descritas, la apañada ha llegado a su fin y se procede a soltar el ganado marcado y el que se ha quedado guanil, esperando que en la próxima apañada se pueda identificar y marcar.
«Estamos ya terminados, totalmente, ya no queda nada porque es tardecita, porque a lo mejor es tarde y vamos a largar esos animales porque quedan cabras con baifos pequeños todavía ahí pero no sabemos cuáles son las madres porque no se ahíjan, lárgalas antes de que se oscurezca, lárgalas porque ya buscan las madres, ya se ahíjan antes de que oscurezca. Pues vámonos a tomar un café, pues vámonos que ya es tarde, ya que nos vamos y ya tenemos la función del día, ya la tenemos hecha. Esa es una de la funciones nuestras, esa es la apañada.» (Nicolás Herrera Cabrera, 1937, comisionado Antigua Sur).