Los incendios de sexta generación tienen el enemigo en Fuerteventura
Este proyecto en el Parque Tecnológico apuesta por la prevención de incendios a partir de la integración de drones e inteligencia artificial
El futuro de la lucha contra los grandes incendios se libra desde el parque tecnológico en Fuerteventura. Aquí, el grupo italiano Telespazio Ibérica junto a la empresa andaluza de aeronáutica Pegasus Aero Group trabajan en un proyecto europeo pionero para el desarrollo de soluciones innovadoras en la lucha contra los incendios de sexta generación.
Este tipo de fuegos, como el que ha arrasado recientemente la ciudad de Los Ángeles -calcinando más de 16.000 hectáreas y destruyendo decenas de miles de casas-, se caracterizan por ser extremos en términos de tamaño, comportamiento e impacto. Se originan de forma repentina, se propagan a mucha velocidad y su comportamiento deja obsoletos los modelos predictivos que existen en la actualidad.
No se trata de un fenómeno nuevo pero sí sucede cada vez con mayor intensidad debido a los efectos del cambio climático. El aumento de las temperaturas globales y las olas de calor provocan sequías cada vez más recurrentes y severas, seguidas después de periodos de lluvia intensa que generan mucha materia orgánica que, si no es retirada a tiempo, crean el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de estos fuegos descontrolados.
En Canarias, de hecho, ya tuvimos que enfrentarnos a uno de estos fenómenos extremos en 2023, cuando Tenerife sufrió un incendio forestal que quemó alrededor de 15.000 hectáreas de la isla, 37% de la superficie arbolada de la isla.
Luchar contra estos incendios requiere por tanto un cambio radical en las estrategias tradicionales. Ya no basta con desplegar brigadas y movilizar aviones cisterna; ahora es imprescindible incorporar drones equipados con cámaras térmicas capaces de detectar focos ocultos, inteligencia artificial que analice datos en tiempo real para predecir la evolución de las llamas, y soluciones de big data que permitan coordinar recursos con precisión.
"La clave de todo son los datos que recogen las aeronaves", explica Carlos Fernández de la Peña, consejero delegado de Telespazio Ibérica, la filial española del grupo italiano, controlado por Thales y Leonardo, especializado en servicios de tecnología satelital y aplicaciones de geoinformación. "Con esta tecnología disponemos de información en tiempo real para tomar decisiones más rápidas y eficientes, tanto para prevenir como para contener un incendio en sus primeras fases", agrega el directivo.
Falco EVO
En el centro del proyecto, licitado por el Gobierno de Canarias y dotado con US$23 millones, se encuentra el Falco EVO, una aeronave de última generación de 12,5 metros de envergadura y 2,5 de altura diseñada por el contratista de defensa Leonardo. Expansión fue testigo de la firma del contrato entre Telespazio y Leonardo, que tuvo lugar el pasado jueves en Fuerteventura, y que incluye 700 horas de vuelo operativas de la nave. La entrega del aparato está prevista para el verano, cuando comience la temporada de incendios en el archipiélago.
El Falco EVO puede volar a más de 6.000 metros de altitud y tiene una autonomía de 20 horas.
El aparato es capaz de mantenerse en el aire hasta 20 horas de forma continua a una altitud de 6.400 metros y transmitir la información que recopila en tiempo real. Además está preparado para operar tanto de día como de noche, porta cámaras que permiten captar imágenes térmicas e infrarrojas y resiste temperaturas extremas de entre -40ºC y 50 ºC.
Estas características lo convierten en un instrumento esencial para la monitorización de las llamas, la detección de nuevos focos y la coordinación con los equipos de emergencia para la extinción de los fuegos. Al poder mantenerse en el aire de forma prolongada garantiza que ninguna fase del incendio quede sin cobertura, especialmente durante la noche, cuando la falta de visibilidad limita las operaciones tradicionales de los equipos de extinción.
"Durante las noches, los helicópteros no pueden volar y los equipos dependen únicamente de la información que ofrecen las brigadas por radio", señala Fernández. "Con el Falco EVO podemos monitorizar en directo el frente del fuego, localizar puntos calientes y planificar las operaciones del día siguiente", agrega.
Además de esta aeronave, la iniciativa contempla el uso de otros sistemas aéreos no tripulados más pequeños (UAS), con menor autonomía, para tareas que requieran una imagen más cercana sobre el terreno. La guinda del proyecto es lo que se conoce como plataforma de gran altitud (HAPS, en sus siglas en inglés). Un aparato a medio camino entre un dron y un satélite que opera a gran altitud, entre los 18 y los 20 kilómetros, muy por encima de los aviones, y que está diseñado para misiones de larga duración. De hecho, al estar equipado con paneles solares es capaz de mantenerse en el aire durante semanas.
"Nadie en Europa tiene la capacidad de combinar estos tres tipos de aeronaves en un proyecto de esta magnitud", afirma el responsable de Telespazio. El motivo es puramente logístico: Fuerteventura alberga el único estratopuerto de Europa, una infraestructura especializada para el lanzamiento, operación y mantenimiento de estas aeronaves de gran altitud.
Fuerteventura acoge el primer aeropuerto diseñado para aeronaves no tripuladas de Europa
La instalación, similar a un aeropuerto pero de menor extensión, cuenta con un presupuesto de US$11,5 millones y está prevista que empiece a programar los primeros vuelos para el último cuatrimestre del año.
Más allá de los drones, el otro elemento clave del proyecto es el Centro de Geoinformación (GIC), el cerebro donde se procesan las ingentes cantidades de datos recopiladas por las aeronaves. Se estima que solo el Falco EVO, que tiene una autonomía de 20 horas, puede generar entre 5 y 10 GB de datos por cada hora que está en el aire.
El GIC, en el que trabajan una docena de ingenieros, físicos y matemáticos, utiliza algoritmos avanzados de inteligencia artificial para analizar en tiempo real imágenes térmicas e infrarrojas, junto con mapas topográficos y datos meteorológicos. Esta información permite monitorizar el comportamiento del fuego en el momento, además de alimentar modelos predictivos que simulan su evolución en las horas siguientes. Con incendios cada vez más intensos e imprevisibles, contar con estos modelos es clave para anticiparse a los cambios en la dirección o intensidad de las llamas y optimizar el despliegue de recursos sobre el terreno.
Este centro ocupará un espacio de unos 2.700 metros cuadrados en un edificio anexo al estratopuerto y contará con salas de control de vuelo, simuladores y una sala de análisis de misiones y datos.
Otras aplicaciones
El alcance del proyecto, sin embargo, no se limita a la lucha contra los incendios forestales. Entre las aplicaciones previstas para esta tecnología está la observación y monitorización de complejos ambientales y el control de personas en espacios naturales, especialmente en parajes protegidos como la Isla de Lobos, en Fuerteventura. Otro de los usos posibles es el control de fronteras y la detección de embarcaciones para controlar los flujos de migrantes en el archipiélago. Italia emplea desde 2018 el FalcoEVO, en colaboración con Frontex, para tareas de vigilancia marítima alrededor de la isla de Lampedusa.