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Orgullo majorero

 

Mario Cabrera González

 

Me resisto a que la dinámica cotidiana nos impida valorar correctamente el acontecimiento histórico que para la cultura canaria ha supuesto la presentación de la cantata ‘Iván el Terrible’, este jueves 11 de enero de 2018, en el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura, inaugurando el 34º Festival de Música de Canarias.

 

Algunas voces críticas venían calificando de ‘experimento majorero’ este acontecimiento. Ponderaban el aspecto numérico por encima del cualitativo. Relacionaron su programación con la influencia política de Coalición Canaria de Fuerteventura.

 

Es un error.

 

Si ‘Iván el Terrible’ se ha podido estrenar en Fuerteventura ha sido sobre todo gracias al trabajo de un importante (que no numeroso) equipo técnico del Cabildo de Fuerteventura, en perfecta coordinación con el de la Consejería de Cultura del Gobierno de Canarias.

 

Los políticos podemos plantear muchas ideas y propuestas, pero el logro es esencialmente resultado del trabajo del equipo técnico que gestiona la programación cultural del Cabildo y coordina el funcionamiento del Palacio de Formación y Congresos.

 

La puesta en marcha de este edificio fue ya muy criticada por algunas voces desde las capitales de Canarias.

 

No entendían cómo una isla no capitalina podía llegar a tener un recinto perfectamente equiparable a los de las dos capitales.

 

Les costó entender que donde ellos veían un derroche y un ‘capricho’, los majoreros habíamos ideado un edificio multifuncional.

 

No solo acoge un moderno auditorio, mejor que los capitalinos; sino que además tiene las aulas de la ULPGC, las instalaciones de la UNED, la Escuela Insular de Música o el Centro Bibliotecario Insular.

 

Tres años después, este ‘capricho majorero’ es un hervidero de actividad cultural y formativa… que además tiene condiciones inmejorables para acoger con éxito la inauguración del 34º Festival de Música de Canarias con ‘Iván el Terrible’.

 

¿Valoramos los aspectos numéricos del ‘experimento’?

 

Veamos. ¿No está suficientemente justificado que después de una treintena de inauguraciones del Festival repartidas entre las dos islas capitalinas, al menos tengamos la oportunidad de disfrutar de alguna en Fuerteventura?

 

¿Es esto insularismo? ¿Es fruto de las presiones políticas de CC de Fuerteventura?

 

No. Responde a la lógica de una programación del Festival regional en la que las islas no capitalinas comienzan a tener la atención que merecen, ya que disponen de recintos con las condiciones óptimas para ello.

 

Hubo un antecedente de inauguración con el concierto de Juan Diego Flórez y ‘The Philarmonics’ en 2015, y ahora ‘Iván el Terrible’ es la consolidación. Debe tener continuidad en los próximos años.

 

¿Tenemos que llenar el auditorio? ¿Se habrían vendido más entradas en las islas capitalinas?

 

Pues probablemente. Pero ni el número de espectadores potenciales es comparable entre Fuerteventura y las islas capitalinas; ni aquí tenemos una trayectoria de tres décadas y media acogiendo espectáculos de este tipo en el Festival de Música de Canarias, como sí existe en Tenerife y Gran Canaria.

 

Aún así, me comentan que la acogida proporcionada por el público en el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura fue excelente.

 

¿Retos para las próximas ediciones?

 

Entre otros, que la importancia de la programación en las islas no capitalinas siga creciendo, y que las entradas se gestionen de forma que se abaraten los precios para poder llegar a más público.

 

Y acabar definitivamente con los costes añadidos que durante años han tenido que asumir las instituciones no capitalinas para acoger programas del Festival del Música de Canarias.

 

Porque mientras en la capitales el Festival hasta pagaba por el uso de recintos públicos, en las otras islas no sólo poníamos espacios gratuitamente a su disposición, sino que hemos llegado a tener que asumir costes de desplazamiento de los músicos.

 

En definitiva. Llevamos tres décadas de Festival de Música centrado en las capitales, con espectáculos de difícil acceso para un público que no tenga alto poder adquisitivo; y que arrastra ‘caprichos’ elitistas como facilitar actuaciones paralelas fuera de programa en recintos privados.

 

Por eso es importante que este ‘capricho majorero’ tenga continuidad, se mejore facilitando entradas a precios asequibles a todo el público potencial y se extienda a más islas no capitalinas.

 

Y si todo esto lo quieren asociar al insularismo, a la triple paridad, al nacionalismo o a Coalición Canaria, pues bienvenido sea. Aunque créanme que el mérito reside en el equipo técnico local.

 

¡Buen trabajo equipo!

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