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Canarias ya tiene nuevo gobierno y, después de 26 años, desde que Jerónimo Saavedra fuera presidente del Ejecutivo regional, éste vuelve a ser socialista. En este caso, se trata de un gobierno conformado por cuatro partidos de centro- izquierda, y es que el Psoe, con sus 25 parlamentarios, cuenta con el apoyo de los cinco votos de Nueva Canarias, los cuatro de Podemos y los tres que aporta la Agrupación Socialista Gomera (ASG). 37 votos que les dan la mayoría absoluta y que dejan a una sorprendida Coalición Canaria en la oposición.
Algunos vaticinan que este pacto a cuatro, mucho no puede durar. Otros, tienen claro que durará y funcionará, y mucho mejor de lo que algunos piensan, aunque tengan que superar dificultades. Una de las primeras inestabilidades a las que tienen que enfrentarse es la provocada por el Cabildo de Gran Canaria, dónde Nueva Canarias no ha terminado de cerrar un acuerdo con el Psoe, aunque se esperaba que se hiciera en cualquier momento. Los socialistas exigen la cartera de Hacienda y NC no está por la labor de cederla.
De lo que no cabe duda, ya que todo apunta a ello, es que en Canarias existía una especie de pacto no escrito, que se sepa, para alejar a Coalición Canaria del Poder. Y es que CC ha perdido los cabildos en los que tenía mayoría y en los que gobernaba con acuerdos. Los nacionalistas llegaron a las elecciones gobernando en cuatro de los siete cabildos (Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro) y en dos de las ciudades de mayor relevancia de las islas (Santa Cruz de Tenerife y La Laguna). Un tsunami que ha dejado noqueada a CC a pesar de que el secretario general, José Miguel Barragán, asegurará en plena sesión de investidura del socialista Ángel Víctor Torres como presidente de Canarias, “que se equivocan los que cree que con esa estrategia han acabado con los nacionalistas”.
Lo cierto es que, ahora que el nuevo gobierno canario tendrá afinidad con el Gobierno central, se esperan cambios positivos en algunas cuestiones como el desbloqueo del Convenio de Carreteras, la financiación autonómica o la aplicación del nuevo REF, que supondrán una importante inyección económica para las islas. En este pacto, Nueva Canarias, que luchó por controlar la cartera de Hacienda, cumplirá una labor muy especial: la de vigilar que no se desatiendan los intereses económicos del Archipiélago. Ya Fernando Clavijo mostró sus temores de que el nuevo gobierno canario sea tibio en reivindicar lo que se nos debe. Román Rodríguez, socio de Ángel Víctor, se comprometió en estar vigilante y no perdonar ni un euro a Madrid. Ya lo veremos.
Al flamante gobierno salido del pacto de las flores le espera una ardua tarea por delante. Habrá que darles tiempo para ver si cumplen todas las promesas que los han llevado hasta dónde están. Dolores Corujo debe aprovechar su “status” privilegiado para exigir al Gobierno canario su compromiso en sacar adelante en los próximos cuatro años las grandes infraestructuras de la isla. No puede desperdiciar que en Canaria y en España gobierna su partido.